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Dos presidentes

Jaque mate

Sergio Sarmiento

“Ya estamos igual que en la elección de 2006, donde sale muy barato y se premia mucho la ilegalidad y el fraude”.

Alejandro Encinas

Se ha vuelto un lugar común decir que el problema de la elección del PRD puede resolverse recurriendo a los usos y costumbres del partido. En lugar de un presidente, efectivamente, puede haber dos: uno “legal” y el otro “legítimo”. Esto daría oportunidad al partido de contar con dos comités ejecutivos y duplicaría el número de perredistas que pudieran recibir sueldos del partido. El presidente legal se ocuparía de los asuntos propios del PRD y de la necesaria aunque indeseable relación con las instituciones del Estado, mientras que el presidente legítimo organizaría un ejército de adelitos para hacer manifestaciones y protestas en las actividades del presidente legal, todo financiado por los contribuyentes.

Tristemente el chiste se está volviendo realidad. Algunos festejan la dramática situación del PRD y la ven como una especie de justicia divina tras los tragos amargos que el partido le ha hecho pasar a la democracia mexicana.

Pero otros entienden el riesgo enorme que representa el conflicto en el principal partido de izquierda de nuestro país.

Muchos han festejado el espectáculo del autoproclamado presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, quien tras quejarse en 2006 del apoyo del entonces presidente de México, Vicente Fox, a Felipe Calderón en la contienda por la Presidencia de la República, hizo todo lo que pudo en 2008 para respaldar a su propio candidato a la presidencia nacional del PRD, Alejandro Encinas.

Otros se burlan de Arturo Núñez, ese político priista de toda la vida que como director de desarrollo político en la Secretaría de Gobernación de Fernando Gutiérrez Barrios en los tiempos de Carlos Salinas de Gortari, como director del Instituto Federal Electoral de 1993 a 1994 y como subsecretario de Gobernación de 1995 a 1997 durante el régimen de Ernesto Zedillo, fue uno de los principales arquitectos del sistema electoral mexicano. Una vez que su partido lo rechazó como candidato al Gobierno de Tabasco, sin embargo, Núñez se convirtió en aguerrido perredista. Sus críticas al sistema electoral y a la propia honestidad de los consejeros del IFE en 2006 se volvieron tan agudas como pueden ser las de un padre despechado.

Pero ahora resulta que sus nuevos compañeros de partido, esos que le pidieron hacerse cargo del comité técnico electoral que conduciría la votación del PRD en 2008 por su conocimiento sobre temas electorales, ahora lo acusan a él de deshonestidad personal por su manejo de la elección interna. En algún lugar de Havard Luis Carlos Ugalde, debe estar sonriendo.

De risa también parecen las instituciones electorales del PRD que primero le levantan la mano a Alejandro Encinas sobre la base de dos conteos rápidos, que no logran terminar el recuento de los votos, que sufren la renuncia de sus miembros porque no los dejan hacer su labor, que declaran ganador a Encinas, pero sólo con el 84 por ciento de los votos y que, después de recibir una orden del Tribunal Electoral de terminar el conteo, dan como ganador a Jesús Ortega, pero una vez más sin el 100 por ciento de los votos. ¿Es éste el partido que tanto cuestionó la capacidad y la integridad del IFE en 2006?

Jesús Ortega es en este momento el ganador de la elección del PRD. Pero ¿por cuánto tiempo? El proceso está tan manchado que cualquier impugnación resultará en anulación. Alejandro Encinas, a su vez, busca hoy impugnar el resultado cuando cuestionó que Ortega lo hiciera cuando se le declaraba a él como ganador.

Si los dos aspirantes a la presidencia del PRD no pueden renunciar, como lo solicitó Cuauhtémoc Cárdenas, ya que no quieren dejarle al otro el manejo del partido, entonces no parece haber más solución que recurrir a los usos y costumbres de las tribus perredistas y dejar dos presidentes y dos comités ejecutivos nacionales. Al fin que el PRD tiene 475 millones de pesos para gastar en este 2008, a pesar de que no hay elecciones federales y de que no tiene ya que cubrir el costo de los anuncios en radio y televisión. Lo único que hay que decidir es quién será el presidente legal y cuál el legítimo.

Mientras tanto, México estará viviendo una situación complicada. Un partido de izquierda fuerte es indispensable para promover los avances de un país. Incluso las reformas de mercado, como lo han demostrado España o Chile, requieren la presencia y colaboración de un partido de izquierda responsable. La división interna del PRD, en un momento en que la legislación electoral ha cerrado virtualmente las puertas a la creación de nuevos partidos, parece haber despojado a México de la posibilidad de tener esa izquierda unida y responsable.

PRECONTINGENCIA

Nuevamente este fin de semana se declaró una “precontingencia ambiental” en la Ciudad de México. Entre las medidas que incluye esta condición está la prohibición de circular a cualquier vehículo con placas de otras entidades, aun aquellos con convertidor catalítico y bajo índice de contaminación. Dado que no hay vías adecuadas que conecten a Querétaro con Morelos, o a Puebla con el poniente del Estado de México, la medida capitalina erige virtualmente un muro entre las regiones del Centro del país. No sólo es una acción estúpida e injusta, sino también puede ser ilegal en un pacto federal que supuestamente asegura el libre tránsito entre los estados.

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