Son pocos los agentes perturbadores que pueden ocasionar alguna contigencia en Durango, especifica la Unidad Estatal de Protección Civil.
Temblores, huracanes, ciclones y volcanes no son parte de los riesgos que enfrenta la población duranguense. Por eso, la Unidad Estatal de Protección Civil considera que la entidad es realmente privilegiada.
Gerardo Cajero Navarro, director de la Unidad, dice que de acuerdo al Atlas de Riesgos del Centro Nacional de Prevención de Desastres, Durango se encuentra una zona de muy baja sismicidad.
“Los riesgos que tenemos son los que sabemos, por ejemplo, las inundaciones cuando la temporada de lluvias es sumamente activa, los incendios forestales, la sequía, son los fenómenos que nos afectan más”, pormenoriza.
BENEFICIOS
Durango es uno de los pocos estados de la República que históricamente no tiene gran cantidad de “agentes perturbadores” que ocasionen desastres.
“Por ejemplo, en Oaxaca, casi todo el año tiembla. Nosotros estamos en una zona templada donde tenemos lluvias sólo en verano y es una gran ventaja porque estamos protegidos por la sierra, para el caso de los ciclones tropicales”, detalla Cajero Navarro.
Fue en 1996 cuando la tormenta tropical Hernán entró al estado pero desde ese año no se ha sufrido un fenómeno de esta índole, conforme lo recuenta el informante. “Hay estados que anualmente padecen los ciclones en sus diversas modalidades”, explica.
LO MALO
“Aquí tenemos otro tipo de fenómenos que son hasta cierto punto normales, como los socio-organizativos que considera el Sistema Nacional de Protección Civil, éstos son los accidentes terrestres, las concentraciones masivas de población cuando hay un evento político, religioso”, platica Cajero Navarro.
El servidor público estatal enuncia que los derrumbes se presentan en cualquier parte del país. “Hace cuatro o cinco años tuvimos un taponamiento en el Río San Pedro Mezquital ocasionado por las lluvias torrenciales que se presentaron en la Sierra pero se quitó solo. Son constantes los derrumbes”, manifiesta.
El último antecedente de un deslave de grandes dimensiones fue lo ocurrido en la comunidad de Chalchihuitillo.
