En el santoral de la Iglesia Católica el viernes de Dolores se ubica el viernes inmediato anterior al Domingo de Ramos y en muchas partes es considerado como el inicio de las festividades de la Semana Santa. En ese día se acostumbra recitar durante la celebración de la misa el Stabat Mater Dolorosa que escribió en siglo XIII el franciscano Jacopone da Todi (1236-1306). Esta meditación sobre el dolor de la Virgen ante el Cristo crucificado ha inspirado entre otros compositores a Palestrina, Scarlatti (padre e hijo), Vivaldi, Pergolesi, Boccherini, Liszt, Dvorak, y más recientemente a Szymanowski, Poulenc y Penderecki.
Es por ese motivo que no debe sorprendernos que la Camerata de Coahuila haya programada esta obra el viernes pasado. Lo que si fue una verdadera sorpresa es que se haya escogido el raramente escuchado Stabat Mater de Luigi Boccherini (1743-1805), en la aún más inusual versión de1781, que a diferencia de la revisión de 1801 que es para tres cantantes, requiere solamente de una mezzosoprano.
En el concierto del viernes 14 de marzo la excelente cantante Encarnación Vázquez asumió el papel solista, mientras que la inolvidable Loló Vigatá de Méndez Pérez declamó los versos de da Todi en una traducción del latín que realizó Lope de Vega (1562-1635). La combinación de la magnifica dirección del maestro Ramón Shade, la musicalidad de la orquesta sumados a la bella voz de Encarnación Vázquez y la impecable y emotiva declamación de Loló Vigatá se sumaron para brindar una memorable ejecución de esta obra maestra de la música.
Después del intermedio la Camerata de Coahuila ejecutó la Sinfonía en Mi Bemol Mayor, No. 99 de Joseph Haydn (1731-1809). La partitura de esta obra fue escrita por Haydn para ser interpretada en la segunda visita que el gran compositor realizó a Londres, siendo estrenada el 10 de febrero de 1794 en la Sala de la Plaza Hanover en un programa que también incluyó una sinfonía de Anton Rosetti (un compositor de Bohemia cuyo verdadero nombre era Anton Roesler y que falleció en 1792), un concierto de Jan Ladislav Dussek (1760-1812) y un concierto para violín de Giovanni Batista Viotti (1755-1824). Un periódico contemporáneo califico a la sinfonía de Haydn como “una composición de lo más exquisita, imaginativa, atrevida e impresionante.” La frescura de esta partitura sigue vigente, pues a más de doscientos años de su estreno aún nos sigue impactando por su carácter festivo, por su excelente orquestación – Beethoven quién era discípulo de Haydn en la época de su estreno, copió un pasaje del final para estudiarlo – y por su exuberancia.
El maestro Ramón Shade dirigió espléndidamente a la orquesta en estas difíciles obras y es justo felicitarle por el excelente trabajo que realiza y por los maravillosos e imaginativos programas que presenta al público lagunero.