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Ecos de un Concierto

S. Beckmesser

En su segundo concierto de la temporada la Camerata de Coahuila bajo la batuta de Sebastián Kwapisz presentó un concierto conformado de manera exclusiva por obras de Felix Mendelssohn (1809-1847). Este gran compositor alemán fue un niño prodigio poseedor de un talento excepcional que era comparable al de Mozart.

La familia Mendelssohn era sumamente próspera y culta y apoyó plenamente el deseo del joven Felix de estudiar música, llegando incluso al extremo de contratar orquestas para que pudiese dirigir y escuchar sus propias obras.

El concierto del pasado viernes 29 de agosto inició con una excelente interpretación de la hermosa obertura “Las Hébridas” Op. 26, también conocida como la Gruta de Fingal. Esta partitura escrita cuando el compositor contaba con sólo diecinueve años, recoge la impresión que le causó una visita a la llamada Cueva de Fingal que se encuentra en la pequeña isla deshabitada de Staffa, la cual forma parte del archipiélago de Las Hébridas, frente a la costa de Escocia. Esta obertura ha gozado desde su estreno en Londres en el año de 1832 de una inmensa popularidad. La Camerata de Coahuila bajo la dirección del maestro Kwapisz nos brindó una excelente interpretación de esta famosa partitura.

En septiembre de 1844 Mendelssohn terminó de escribir su concierto en mi menor Op. 64, el cual había empezado a trabajar desde julio de 1838. Este concierto fue estrenado en Leipzig el 13 de marzo de 1845 por la orquesta de la Gewandhaus bajo la dirección del compositor danés Niels Gade (1817-1890), actuando como solista Ferdinand David (1810-1873), quien por aquella época era concertino de dicha orquesta. Después de su estreno Ferdinand David, escribió una carta a Mendelssohn en la que afirmó que “este concierto tiene cuanto puede pedirse a un concierto de violín; los violinistas nunca le agradecerán suficientemente este regalo”. David debió agregar que el público tampoco terminará de agradecerlo, pues desde su estreno se ha convertido en uno de los favoritos del repertorio violinístico.

Hasta hace un par de años Sebastián Kwapisz era concertino de la Camerata de Coahuila, en la actualidad se desempeña en dicho puesto en la Filarmónica de la UNAM. Siempre nos ha gustado asistir a sus conciertos tanto como integrante de la orquesta como en el papel de solista. El pasado viernes agregó a su función de director invitado el de solista en el difícil y majestuoso concierto para violín de Mendelssohn.

En la segunda parte del concierto se tocaron varios extractos de la Música Incidental para el Sueño de una Noche de Verano. La obertura de esta obra data de 1826, mientras que el resto fue compuesto en 1843, es decir, diecisiete años después. Se trata de una obra maestra que hace evidente en su obertura la genial precocidad de Mendelssohn, ya en el resto, que contiene la famosa Marcha Nupcial, se manifiesta el espíritu jovial y la creatividad de este gran compositor.

La Camerata de Coahuila ejecutó de manera espléndida todas estas obras, por lo que al concluir el concierto aplaudió con gran entusiasmo a la orquesta y a su director invitado y no cesaron los aplausos hasta que tocó como encore La Marcha Nupcial.

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