Egresado del Conservatorio de Viena, José Areán, el actual director general de la Ópera de Bellas Artes, cuenta con una amplia experiencia como director de orquesta y es uno de los músicos que más han sobresalido en el ámbito nacional.
El pasado viernes 21 la Camerata de Coahuila presentó su octavo concierto de la temporada bajo la batuta de José Areán en un programa que incluyó música de Gioacchino Rossini (1792-1868), Serge Koussevitzky (1874-1951) y Franz Schubert (1797-1828).
El concierto inició con la obertura de la ópera La Scala di Seta (La Escalera de Seda), la cual fue escrita por Rossini en 1812. A pesar de que esta ópera fracasó estrepitosamente en su estreno, su vivaz y alegre obertura es una delicia que ha superado el paso del tiempo y es prácticamente la única parte de esta obra que se interpreta hoy en día.
La velada prosiguió con el Concierto para Contrabajo en fa sostenido menor, Op. 3 de Koussevitzky, el cual data de 1905. Esta pieza es una partitura que raramente es tocada en las salas de conciertos, y explora al máximo el potencial expresivo y técnico de dicho instrumento pues su autor fue un famoso contrabajista y un espléndido director de orquesta que estuvo al frente de la famosa Orquesta Sinfónica de Boston de 1924 a 1949. La difícil parte solista fue asumida por Gabriel Robles quien es uno de los dos contrabajistas de la orquesta, tocando con gran habilidad y expresividad su instrumento e impresionándonos con su gran agilidad. Areán dirigió con gran elegancia y musicalidad dicha obra, la cual muy probablemente también conoce como solista, pues estudió el piano y el contrabajo en la Escuela Nacional de Música de la UNAM.
Después del intermedio la Camerata de Coahuila tocó la Sexta Sinfonía en Do Mayor D. 589, la cual fue terminada de componer en febrero de 1818, cuando Schubert sólo contaba con veintiún años. Poco después de concluirla, abandonó la casa paterna para proseguir su carrera de compositor. Esta obra refleja al igual que las dos Oberturas en el Estilo Italiano D. 590 y D. 591, la fascinación que sintieron los vieneses por todo lo que tenía que ver con Italia y en especial con la música de Rossini. Esta composición que es sumamente alegre y encantadora, en su Scherzo hace evidente la influencia de Beethoven. Fue estrenada en Viena, hace casi ciento ochenta años, el 14 de diciembre de 1828 en la gran sala Redoutensaal, tan sólo unas cuantas semanas después del fallecimiento de Schubert, el cual ocurrió el 19 de noviembre de 1828.
La Camerata de Coahuila bajo la dirección del maestro José Areán ejecutó de manera espléndida estas obras y con ello nos permitió conmemorar el 180 aniversario luctuoso de Schubert así como el estreno de su hermosa sexta sinfonía y el ciento cuarenta aniversario de la muerte de Rossini, la cual acaeció el 13 de noviembre de 1868.