El número de ejecuciones en la zona serrana del estado se ha incrementado en este año.
Un comando armado acribilla a tres vecinos de Los Laureles y a otros tres de Santa Gertrudis en el estado de Durango.
A las primeras horas de ayer por lo menos una decena de sujetos fuertemente armados irrumpió en un baile que se suscitaba en el poblado de Santa Gertrudis, perteneciente a San Dimas, y tras preguntar por ciertas personas abrió fuego con fusiles de alto calibre en contra de seis sujetos, uno de ellos de edad avanzada y los otros jóvenes adultos, según lo informaron los vecinos de la citada localidad.
Apenas hace 13 días un comando armado rafagueó a seis personas en San Miguel de Cruces, también perteneciente a San Dimas, dejando muertas a dos, y ayer nuevamente se suscita un acto similar pero ahora murieron los seis.
Ya iban sobre ellos. Los vecinos de Santa Gertrudis, que se ubica pasando Huachimetas de Arriba y antes de llegar a Los Laureles, informaron que ya había pasado la medianoche cuando casi todo el pueblo se encontraba en el baile, al igual que otras personas vecinas de localidades aledañas cuando llegó el comando armado.
A los primeros que vieron fueron a Ruperto Astorga y a sus dos primos que se encontraban con tres amigos, siendo ellos vecinos de Los Laureles y del sitio donde se realizaba el festejo.
Había otras personas cerca de ellos pero según lo comentado los sujetos armados les preguntaron que de dónde eran y tras contestar que de Huachimetas de Arriba les dijeron que se alejaran, que con ellos no tenían nada en contra.
Los agarraron de sorpresa. Acto seguido los sicarios abrieron fuego en contra de los primeros privándolos de la vida de manera instantánea, pues fueron múltiples las heridas producidas por fusiles de asalto las que se les apreciaron en varias partes de sus cuerpos.
Los informantes dijeron que la llegada de los asesinos fue sorpresiva pues varios de los asistentes a la fiesta traían amas de fuego pero ni “chance” tuvieron de accionarlas o quizá las dejaron guardadas al conocer sobre la peligrosidad de la gavilla.
A primera hora, cuando llegó el reporte a la “torre” de la Procuraduría General de Justicia, salieron varios agentes rumbo aquel municipio, algunos con el afán de investigar y perseguir el delito y otros para dar fe de los hechos y recoger los cadáveres.
