Los Cachorros, el equipo que representa una religión para sus fanáticos, no sólo en Chicago, sino en cualquier parte de los Estados Unidos y fuera de la Unión Americana, y que es para más de uno su motivo de vivir, por fin, después de 58 años volvería a encontrarse en la añorada World Series.
No hay mal que dure 100 años y sí aficionado que los aguante.
El 14 de octubre de 2003 los Chicago Cubs se encontraban a cinco outs de ser campeones de la Liga Nacional e ir a la Serie Mundial, ¡la Serie Mundial!, no lo podía creer, los Cachorros, el equipo que representa una religión para sus fanáticos, no sólo en Chicago, sino en cualquier parte de los Estados Unidos y fuera de la Unión Americana, y que es para más de uno su motivo de vivir, por fin, después de 58 años volvería a encontrarse en la añorada World Series.
Hoy la historia nos recuerda que esa noche, que debió haber sido la mejor noche en la vida de varios fanáticos, se convirtió exactamente en lo contrario, y que a más de uno nos hizo pensar que la reencarnación existe, y que el viejo Billy Sianis había reencarnado en un joven y muy ansioso Steve Bartman.
Hoy estamos a la mitad de la temporada 2008 de la Grandes Ligas, a 100 años del último campeonato en serie mundial de los Cachorros de Chicago y a 55 de la Maldición de la Cabra.
Hoy, más que nunca en los últimos 100 años, Chicago tiene un equipo balanceado, con dos ases en la lomita que cuentan con diez victorias cada uno, el temperamental Carlos Zambrano y el sereno Ryan Dempster, y quienes tienen en la receptoría a un catcher novato que es seguro como defensivo y un monstruo como ofensivo, Geovany Soto.
En el jardín derecho se encuentra un japonés que es fiel a la tradición hitera del país asiático, Kosuke Fukudome, quien se hace acompañar por el jardín izquierdo ni más ni menos que de Alfonso Soriano, el jugador más popular de la escuadra y que desgraciadamente todavía se encuentra sanando de un pelotazo que le provocara un hueso roto.
Aunado a estos dos jardines en la patrulla central se encuentra el liderazgo que sólo ofrece un veterano como Jim Edmonds, alguna vez enemigo, al pertenecer la gran parte de su carrera a los Cardenales de San Luis. El infield defensivamente es uno de los tres mejores de la liga, con Derek Lee (1B), Mark de Rosa (2B), Ryan Theriot (SS) y Aramis Ramírez (3B), y ofensivamente es el mejor, siendo el peor de los cuatro Mark de Rosa con un porcentaje de .283 y el mejor Derek Lee con .306.
Con este poder ofensivo, y con pitcheo estelar ¿qué podría salir mal este año? ¿El bullpen? Los Cachorros cuentan con un gran pitcher intermediarista, que si no es el mejor de la liga sí es el más popular, Carlos Mármol, y como cerrador estelar al otrora inicialista y estrella del ponche, Kerry Wood, que ha salvado hasta ahora 24 juegos, pero también le pegan mucho, regala bases por bolas y pierde juegos que no se debieron dejar ir, este posiblemente sea el talón de Aquiles, aunque sea uno de los grandes consentidos de la afición y de los medios.
Ahora sólo nos queda mirar hacia el dugout y ver a un señor regordete que varios llaman genio del beisbol, yo no sé si lo sea, porque con ese equipo sólo es cuestión de tener tacto y saber acomodar las piezas, pero de que el señor Lou Pinella es capaz de llevar a los Cachorros a una Serie Mundial, claro que lo es, le ha encontrado química al equipo y nos recuerda más a ese entrenador de los Rojos de Cincinnati de inicios de los 90s que el de Tampa Bay de los últimos años, que sobre todo aplica la lógica del beisbol cuando se tiene que aplicar y tiene confianza en sí mismo, a diferencia del nefasto Dusty Baker.
Veremos cómo pinta el resto de la temporada, en donde San Luis y Milwaukee se encuentran muy de cerca y en cualquiera mala racha le arrebatan el primer lugar de la División Central de la Liga Nacional a los Cachorros.
Sólo hay que esperar de aquí a octubre, deseando terminar de líderes de la Central, y ya estando ahí dar un paso a la vez, juego por juego, Serie Divisional, Serie de Campeonato de la Liga Nacional, y de ser posible, por fin, la Serie Mundial y el Campeonato, porque si existe una temporada y un cuadro en la historia de los Cachorros para lograrlo es este, y así en donde se encuentre Harry Caray pueda gritar al final de la Serie Mundial “Cubs win, Cubs win”. Next year is this year.