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El aprendizaje integral

rolando cruz garcía

Cada vez más nos damos cuenta que las personas necesitamos aprender de forma permanente y diferente a como nos enseñan en la escuela; ya que allí sigue siendo un aprendizaje memorístico, repetitivo, mecánico, desfasado, inservible, descontextualizado, aburrido y sin sentido para el que aprende.

Por esta razón debemos voltear hacia la nueva forma de aprender, es decir de una forma integral, convergente, heterogénea, diversa, alegre, comprensiva, contextualizada y ampliamente aplicativa; se refiere a propiciar el aprendizaje de los diversos contenidos curriculares bajo nuevos enfoques más actuales y creativos. Los contenidos que se enseñan en los planes y programas de estudio de todos los niveles educativos, pueden agruparse en el conocimiento conceptual (también llamado declarativo), el saber procedimental (que se traduce en poder hacer algo con aquello que aprendemos) y el ser actitudinal (que se refleja en la persona a nivel ontológico).

En el aprendizaje de contenidos conceptuales o declarativos, el saber qué o conocimiento conceptual, puede definirse como aquella competencia referida al conocimiento de datos, hechos, conceptos y principios. Algunos han preferido denominarlo conocimiento declarativo, porque es un saber que se dice, que se declara o que se conforma por medio del lenguaje. Dentro del conocimiento declarativo puede hacerse una importante distinción taxonómica con claras consecuencias pedagógicas: El conocimiento factual, es el que se refiere a datos y hechos que proporcionan información verbal y que los alumnos deben aprender en forma literal o “al pie de la letra”. Algunos ejemplos de este tipo de conocimiento son los siguientes: el nombre de las capitales de los distintos países, la fórmula química del ácido sulfúrico, las diversas etapas históricas de nuestro país, etc.

El conocimiento conceptual, es más complejo que el factual. Se construye a partir del aprendizaje de conceptos, principios y explicaciones, los cuales no tienen que ser aprendidos en forma literal, sino abstrayendo su significado esencial o identificando las características definitorias y las reglas que los componen. El aprendizaje de los contenidos procedimentales, es el saber hacer o saber a partir de procedimientos; es aquel conocimiento que se refiere a la ejecución de estrategias, técnicas, habilidades, destrezas, métodos, etc. Se puede decir que a diferencia del saber qué, que es de tipo declarativo y teórico, el saber procedimental es de tipo práctico, porque está basado en la realización de varias acciones u operaciones.

Los procedimientos, nombre que se puede utilizar como genérico de los distintos tipos de habilidades y destrezas mencionadas, pueden ser definidos como un conjunto de acciones ordenadas y dirigidas hacia la consecución de una meta determinada. En tal sentido, algunos ejemplos de procedimientos pueden ser: elaboración de resúmenes, ensayos o gráficas estadísticas, el uso de algoritmos u operaciones matemáticas, elaboración de mapas conceptuales, el uso correcto de algún instrumento. Tomando en cuenta lo anterior, durante el aprendizaje de procedimientos es importante clarificarle al alumno: la meta a lograr, la secuencia de acciones a realizar y la evolución temporal de las mismas. Asimismo se ha establecido que un aprendizaje de este tipo ocurre en etapas que comprenden: la apropiación de datos relevantes respecto a la tarea y sus condiciones. La actuación o ejecución de la técnica. La automatización del procedimiento y el perfeccionamiento indefinido de tal procedimiento.

El aprendizaje de contenidos actitudinales-valorales. La actitud, se sostiene que es un constructo que media nuestras acciones y que se encuentra compuesta por tres elementos básicos: Un componente conductual; son experiencias cognitivas que implican juicios evaluativos, son un reflejo de los valores que posee una persona. El valor es una cualidad por lo que una persona, un objeto o un hecho despierta mayor o menor aprecio, admiración o estima.

En las instituciones escolares el aprendizaje y la enseñanza de las actitudes y valores han sido poco estudiados en comparación con los otros contenidos. Sin embargo, a la luz de la investigación reciente realizada sobre los mecanismos y procesos de influencia en el cambio de actitudes y en la construcción de valores, se aprecia que el aprendizaje de las actitudes es un proceso lento y gradual, donde influyen distintos factores como las experiencias personales previas, las actitudes de otras personas significativas, la información y experiencias novedosas y el contexto sociocultural. Hay muchas actitudes que las escuelas deben intentar desarrollar y fortalecer; y otras que deben procurar erradicar o relativizar. Las aportaciones del constructivismo en este aspecto son más que evidentes, ya que la escuela no puede centrarse en la recepción repetitiva de información factual o declarativa, sino que se requieren experiencias de aprendizaje significativas, que permitan no sólo adquirir información valiosa, sino que incidan realmente en el comportamiento de los alumnos, en la manifestación del afecto o emoción moral, en su capacidad de comprensión crítica de la realidad que los circunda, en el desarrollo de habilidades específicas para el diálogo, la autodirección, la participación activa, la cooperación o la tolerancia. Podemos constatar que aprender tiene una enorme complejidad desde los distintos tipos de aprendizaje. Los profesores estamos llamados a revisar profundamente las estrategias y las técnicas para lograr que los alumnos se apropien de los mencionados saberes de una forma integral (unificando los distintos tipos de conocimientos, en un mismo acto educativo), la empresa es de enormes dimensiones. Agradezco sus comentarios a: rolexmix@hotmail.com

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