El Parque Sahuatoba lucía vacío debido a que el cielo se encontraba nublado.
El Siglo de Durango
De niña mi abuelo me decía que me iba a llevar al Bosque de la China, y yo le decía que no, porque me imaginaba que ese lugar estaba muy lejos. Pero después de más de 20 años, comprendí que mi abuelo me quería llevar al parque, que ahora luce diferente y con menos árboles.
DIVERSIÓN PARA CHICOS Y GRANDES
El domingo es ideal para pasear por el parque, ya sea el Sahuatoba o el Guadiana. Pero al mediodía el clima se empezó a complicar; el cielo se encontraba medio nublado y algunos tal vez por esta condición quisieron quedarse en casa y probablemente ésa fue la causa de que los parques no se encontraban tan llenos.
Para los niños eso no era importante ya que después de haber cumplido con la escuela durante toda la semana se merecían un paseo para jugar en las resbaladillas, ver a los patos, viajar en lancha y en el famoso trenecito.
EL PARQUE SAHUATOBA
Al llegar al Parque Sahuatoba, lucía con menos espacio; me acordaba de los eucaliptos que se encontraban enfrente del estacionamiento, pero hoy hay máquinas de construcción que por ser domingo estaban paradas. Esto pronto será el Museo Interactivo Bebeleche.
Estacioné el carro y vi luego una fila de vendedores ambulantes, vendiendo comida “chatarra” y los tradicionales algodones de azúcar y elotes. El olor me hacía evocar los días de infancia.
Había una fila pequeña para entrar al zoológico y unos niños animados por ir a visitar al tigre y a los leones, que se encontraban escondidos debido al aire y el viento frío. No entré al zoológico, seguí caminando.
Constaté que una cantidad de árboles fueron cortados para la construcción del museo, pero según el estudio de impacto ambiental esto no afectó al principal pulmón de la ciudad. Sin embargo, en su lugar sólo hay polvo.
Familias enteras se regresaban de la pista de correr, quizás por el temor a la lluvia. No obstante, las representantes de este medio seguimos avanzando hasta llegar al área de reforestación que se hizo hace un par de meses.
Algunos árboles estaban bien plantados pero otros no se habían logrado. También se observan hoyos en donde no se plantaron pinos y troncos de los árboles que tenían varios años.
EL GIMNASIO
El recorrido siguió hasta llegar al lago y al gimnasio del Parque Sahuatoba, los cuales lucían recién pintados con los colores de esta administración municipal, blanco con verde limón.
Había una familia de menonitas; un par de jovencitas se subían sus vestidos para jugar en el “sube y baja”, pero al ver las cámaras de la reportera gráfica les dio pena y se bajaron.
Un par de familias con niños pequeños se encontraban en las resbaladillas y columpios mientras otras hacían fila para pasear en lanchas. Un pato a medio camino nos detuvo;no quería meterse al agua tal vez porque ya estaba fría, pero no se intimidó y posó para la foto.
Seguimos caminando y empezaban a caer algunas gotitas de lluvia. Al pasar la laguna, se observó que en donde había algunas mesas para asadores ya no había eucaliptos; en su lugar se encontraban troncos. Unos jóvenes se hallaban jugando en este lugar y comiendo algunas botanas y refrescos.
Se llegó hasta el final del parque en donde el 25 de agosto de 1975 el gobernador Héctor Mayagoitia y el entonces presidente municipal Máximo Gámiz Parral, que murió recientemente, inauguraron un chapoteadero en donde se encuentra el famoso pulpo, ese pulpo que de niña lo veía gigantesco. Hoy lo veo pequeño y con gratos recuerdos.
LA LLUVIA
Al leer la placa del chapoteadero, empezó a lloviznar; los jóvenes empezaron a recoger sus cosas mientras caminábamos hacia el estacionamiento. Las familias que se encontraban en el parquecito del gimnasio comenzaron a recoger sus cosas; los patos se fueron a sus casas, menos el perezoso, que aún se encontraba en medio de camino.
La lluvia arreció y el ambiente olía a tierra mojada; los padres tapaban con sus chamarras a los niños y se apresuraban a los estacionamientos para irse. Algunos otros se esperaron en un techo para atravesar el bulevar y tomar un camión. La visita al parque terminó muy precipitadamente, pero con un sabor a nostalgia.