Las condiciones de neo esclavitud se encuentran más cerca de lo que parece. Me topo en el camión a una camarista del hotel en el que trabajaba y al que nombraremos el expresso paradais. La camarista me comenta que en estos momentos las condiciones de trabajo en las que se encuentran han empeorado y que no sólo no les están reconociendo la antigüedad, sino que tampoco les están pagando el sueldo completo y a tiempo. Me platica que por ejemplo, a quienes por su antigüedad les tocan más de dos semanas de vacaciones sólo reciben una como máximo, que incluso si los empleados llegan a tomar los días de descanso que por ley les corresponde son castigados. No se les reconoce los días tomados y todavía se los rebajan del sueldo y se les suspende. Todo esto a pesar que los recibos que firman dicen el monto total de días que les corresponden y que no se les otorgan. Me informa que el pago no se los están dando completo y que incluso les dan un “préstamo” (no un adelanto) del sueldo.
Que ya no les pagan por tarjeta, que hay muchos empleados tienen que esperar hasta un día después de la fecha correspondiente, para cobrar el monto incompleto de su salario. No reciben utilidades desde hace varios años; en el aguinaldo reciben quince días exactos sin importar la antigüedad y los empleados ya olvidaron la última vez que la empresa realizó un pago al INFONAVIT.
Resulta vergonzoso y decepcionante darme cuenta que una persona de gran estima como es el gerente de ese hotel permita tales abusos. No podemos negar que también guardan responsabilidad los empleados. Ellos han olvidado que en realidad las empresas son de quienes las trabajan, que un dueño de una empresa es nadie sin la fuerza laboral. Que los verdaderos dueños de los medios de producción son quienes los trabajan. Que no hay por qué temer el perder el trabajo si se protesta y se va a huelga puesto que la unión de todos los trabajadores puede aminorar el impacto en las familias. Que hacerse a la idea de que así son las cosas y no se pueden cambiar es una mentalidad de derrotados que no puede seguirse dando ni existiendo.
No se trata de exigir muchas cosas. Sólo de recibir lo justo por el trabajo y lo que corresponde por ley, aunque la ley muchas veces esté diseñada para el beneficio de los patrones y no de quienes laboran en las empresas. Recuerdo que cuando yo trabajaba en ese hotel cualquier indicio de protesta era desmantelado corriendo a quien se quejara o pidiera el cumplimiento de sus derechos. El miedo y el agachamiento de cabeza no pueden seguir en esta clase de empresas que abusan de sus trabajadores. La unión de todos los que laboran en algún lugar puede y debe ser un contrapeso para eliminar los abusos. Lo que más me enoja de este caso es no sólo la cercanía y amistad que me une a muchos de quienes laboran en el hotel, sino el hecho de saber que los dueños son empresarios laguneros que viven sumergidos en el lujo y la bonanza mientras sus empleados mendigan y no obtienen lo que les corresponde.
Insisto: la fuerza laboral, los empleados, son el combustible y el motor de cualquier empresa, sin ellos los patrones, los dueños, son sólo personas con capital pero incapaces de realizar todas las funciones que la empresa implica. Ojalá y lean esto quienes se encuentren en una situación similar a quienes laboran en el paradais y se animen a exigir lo que les corresponde por ley. Ya basta de agachar la cabeza, así como los zapatistas decían que la tierra es de quien la trabaja, así las empresas son en gran parte de quienes desde sus puestos edifican la riqueza que sólo unos cuantos obtienen. Ánimo compañeros, es la hora de pedir lo justo. Ni más ni menos. Sólo lo justo y necesario. Y no temer. Que el esfuerzo será siempre recompensado.
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