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El Buen Caldo / ¿Y SI PEMEX SE PRIVATIZA QUÉ?

Daniel Maldonado

Antes que nada hay que decir que PEMEX sufre una privatización paulatina desde hace años, que consiste en el anticonstitucional otorgamiento de contratos a empresas extranjeras en las diferentes áreas de la empresa, como lo documentó la revista Proceso en su número 1635 en el reportaje “Petróleos ¿Mexicanos?” que le recomiendo leer para que sepa cómo vender bienes públicos y quedarse muy campante.

Ahora nos salen con una campaña propagandística, digna de cualquier novela de aventuras, en las que se nos dice que hay un “tesoro” en aguas profundas y que sólo con la “asociación” con empresas extranjeras será posible extraerlo porque, dice el comercial ultranacionalista cargado de los clichés publicitarios, PEMEX carece de la tecnología y los recursos para lograrlo.

Resulta preocupante que en lugar de generar una discusión sobre el petróleo y su importancia en las finanzas públicas y en la vida y el desarrollo del país, se utilice la propaganda para generar la percepción de lo ineludible de la inversión extranjera. Lo que no se menciona es que de darse las “alianzas estratégicas, reformas, liberalización, riesgos compartidos, sociedades de mutua conveniencia” (que es el lenguaje eufemístico para no mencionar la palabra privatización), el futuro de México quedaría hipotecado y lo que antes eran ingresos millonarios para la hacienda pública, ahora quedarían en manos extranjeras, por lo que en lugar de como dicen en el comercial, eso se traduzca en más carreteras, hospitales y servicios; resultaría todo lo contrario: más pobreza, más impuestos para diferir la ausencia de los ingresos por el petróleo, más dependencia del extranjero en productos y derivados del petróleo, más descomposición y violencia social.

Lo que no se menciona en los medios, empeñados en la ganancia por encima de la información, con esta campaña que se repite en radio y televisión hasta en los programuchos de revista, es que si PEMEX busca ser privatizado por vía constitucional, es por los ingresos que presenta cada año y que por eso urge repartirla entre inversionistas extranjeros, líderes sindicales y políticos inmersos en la llamada reforma.

Sólo dese una idea de cómo Petróleos Mexicanos sustenta las finanzas (los datos son de la columna México, S.A. del diario La Jornada del 28 de febrero): Al cierre de 2007, por ejemplo, los rendimientos petroleros antes de impuestos –la ganancia, pues– sumaron 660 mil 152 millones de pesos. Pero llegó la depredadora Secretaría de Hacienda y se lo llevó todo, más 16 mil 127 millones que la paraestatal sin más remedio obtuvo por medio de endeudamiento, según las cifras definitivas de la propia empresa, difundidas en el informe oficial correspondiente a dicho año. (…) A lo largo de la última década (1998-2007), el gobierno federal y su cobradora, la Secretaría de Hacienda, ordeñaron absolutamente hasta el último centavo obtenido por rendimientos petroleros (alrededor de 3.7 billones de pesos en el periodo), más una “sobre cuota”, por darle nombre, no menor a 100 mil millones (que Pemex cubrió con endeudamiento), hasta totalizar poco más de 3.8 billones de pesos.

En esa década, los rendimientos petroleros oficialmente reconocidos como tales se multiplicaron casi por cinco tantos, al pasar de 140 mil millones en 1998 (el peor de los años en lo que se refiere a precio de la mezcla mexicana de exportación) a poco más de 660 mil millones en 2007, y todo se lo llevó la Secretaría de Hacienda, sin dejar así fuera un tanquecito de oxígeno para las finanzas de la paraestatal.

En diez años se obtuvieron 3.7 billones de pesos en rendimientos petroleros, de los que poco más de 80 por ciento (3.1 billones) se registraron en el sexenio foxista y en el primer año del calderonista, una mancuerna que en esos siete años le ordeñó a Pemex, vía la Secretaría de Hacienda, más de 3.3 billones de pesos. La diferencia, se llama endeudamiento de la paraestatal.

Lo peor del caso es que esos 3.3 billones de pesos ordeñados por el “cambio” con “continuidad” no se reflejaron en lo que normalmente debe aplicarse el dinero de los mexicanos: empleo, bienestar social, crecimiento económico, desarrollo, pues.

¿Y dónde quedó ese dinero? No se invirtió en PEMEX. Una parte (nos dice Arturo Cano en PEMEX: la privatización y los tontos, publicado en El Chamuco y los hijos del Averno 144, diez de marzo de 2008) fue a los negocios privados de algunos conspicuos funcionarios panistas. Otra, 47 mil millones de dólares en 2005 y 2006, se entregó a los estados.

Pero eso no es todo, la mentira acerca de la falta de recursos de la empresa petrolera también es contradicha: “Tras analizar la ruptura de la barrera de los cien dólares por barril, el especialista Antonio Rojas Nieto afirma que la renta petrolera en este año no será menor a 56 mil millones de dólares. Si se suman a esta cantidad el resultado de la especulación, el país dispondrá de 19 mil millones de dólares extra”. Pero por supuesto, esto no importa mientras se busque beneficiar a empresas familiares como sucedió con el caso de Juan Camilo Mouriño.

El grupo Sur, integrado por intelectuales y académicos, nos dice con justa razón: los mexicanos no nos dejaremos engañar con galimatías para encubrir la privatización. Con la pretensión de ocultar su verdadero propósito, los traidores a la patria juran que no quieren privatizar PEMEX, sino tan sólo “reformarlo”, “democratizarlo”, “sanearlo”, “modernizarlo” o promover “asociaciones y alianzas”. Estos términos no son más que parte del nuevo Diccionario de Sinónimos Privatizadores. El fondo de este asunto es que se permita a manos privadas aprovecharse de un recurso vital que es y debe seguir siendo público. Llámese como se llame, eso es privatizar nuestra empresa estratégica.

Y lea esto de Enrique Galván Ochoa: Cualquier estudiante de la carrera de administración de negocios –de la UNAM, o el Tec de Monterrey o el ITAM–, mediante una lectura atenta del reporte que ayer -27 de febrero- presentó Pemex, se daría cuenta de que su problema no es de finanzas sino de corrupción. Aunque bajó su producción porque Cantarell está en decadencia, sus ingresos alcanzaron un máximo histórico: un millón de millones 135 mil millones de pesos, debido, principalmente, a mayores precios de exportación de crudo. En el nuevo esquema del IETU, debería haber pagado impuestos –después de aplicar sus gastos deducibles– quizá por 300 mil millones y la diferencia sería su utilidad, que podría reinvertir para dejar de importar gasolina. (Con el viejo ISR y un esquema fiscal agresivo con suerte ni paga nada). Pero el gobierno le aplicó gravámenes por 676 mil 278 millones, es decir, confiscó alrededor de la mitad de sus ingresos. Resultado final: otro año de pérdidas: 16 mil 127 millones de pesos en rojo. ¿Y dónde está el dinero que ha generado la petrolera nacional (en vías de ser convertida en trasnacional privada) todos estos años en que el panismo se ha visto favorecido por el alto precio del petróleo? Es la vitamina que alimenta la vitalidad de la corrupción.

CODA: Es una lástima que el cambio de director en Radio Torreón haya obedecido, presuntamente, a un movimiento político relacionado con la filiación anayista de Guillermo Saldaña. Si bien la estación merecía antes que cambio de director, cambio de programador, esperemos que suba el nivel de la programación y que sigan el ejemplo de frecuencia UAL, que tiene el programa del periodista Miguel Ángel Granados Chapa de 8:30 a 9:30 a.m. de lunes a viernes, 98.7 F.M. No se lo pierda.

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ajasgallina@yahoo.com.mx

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