QUÉ ENORME Y DECEPCIONANTE POBREZA EN RADIO TORREÓN
A José Ángel Pérez, Gabriela Nava y Guillermo Saldaña
En una plática reciente el escritor lagunero Jaime Muñoz me comentaba que él ya no escuchaba la radio por motivos de salud mental. Quien esto escribe acostumbra escucharla varias veces al día y mi sorpresa fue grande cuando hoy domingo diez de febrero, la prendí sin saber qué estación sintonizaba y me encontré con rolas de Shakira, y con Timbiriche en uno de sus tantos reencuentros zombi; en pocas palabras me topé con el más ramplón pop nacional, uno de tantos estilos que el mercado impone como única opción y que antaño jamás se hubieran escuchado, oh sorpresa mía al darme cuenta del cuadrante, en Radio Torreón, la radio que antes “todos hacíamos” y que ahora es, reza el eslogan, la voz de la ciudad.
Retomando el asunto de las pláticas, recuerdo que Guillermo Saldaña, director de la emisora, me comentó alguna vez que la decisión de incluir esta clase de música hecha para vender y rara vez para satisfacer el oído y acrecentar el gusto musical, fue del alcalde de Torreón, José Ángel Pérez, quien buscaba captar más público para la radiodifusora y aprovechar la ampliación de la potencia radiada, el alcance, al modernizar el equipo con el que transmiten en la estación.
Tal decisión me parece otra muestra más de la carencia de inteligencia del gobernante.
¿Cómo es posible que teniendo saturados tanto el AM como el FM de esta música fácilmente desechable todavía se le dé cabida en una radio que antaño era cultural, que proporcionaba espacios para la música rara vez incluida en las frecuencias radiales? ¿Por qué quienes escuchamos diversos géneros musicales debemos padecer tal merma de la calidad que otrora era mayor en la estación? Sí, podrán decir que en Radio Torreón existen segmentos diversos; que tienen el programa El Planeta, que difunde la música del mundo, y Radio Francia Internacional, y espacios como En Primera Fila con la Camerata de Coahuila; El Club del Sargento Pimienta; y otros especializados en Jazz y otros ritmos. Pero no es de asombrarnos tal programación, pues como radio pública su fin debe ser la ampliación y difusión de la cultura, no sólo la musical, sino la general mediante programas dedicados a diversos temas de la realidad y la cultura tanto nacional como internacional; como lo hace Radio UAL (de quien Radio Torreón debería tomar ejemplo); brindar propuestas que sean un contrapeso ante la monotonía auditiva de éxitos momentáneos, con letras recicladas y voces y armonías tan intercambiables como quienes las interpretan. ¿O me van a decir en Radio Torreón que existen grandes diferencias entre las voces de las vocalistas de Nikki Clan y RBD, las letras melosas que dizque cantan; su “imagen”?
Si Radio Torreón dice ser “la voz de la ciudad”, a mi parecer en estos momentos es una voz de tono indistinto, apocada, cargada en su mayoría con los mismos registros sonoros de las estaciones que le avecindan. Una voz empobrecida por la falta de cultura y conocimiento musical del gobernante en turno, y que es aceptada y promovida por su director como si la función de él fuera acatar órdenes y no dirigir la estación de manera personal, pensando en los escuchas con el fin de concebir un espacio plural para el saber musical y del conocimiento. Un espacio radial que se supone público, de tono cultural, ajeno al devenir del mercado que, insisto e insistiré, ya lo tenemos en exceso apabullándonos en otras frecuencias.
Incluso en la emisora han llegado a caer en esa costumbre usual en la radio que se manifiesta cuando un cantante o grupo musical visita la ciudad: programar la música de estos intérpretes para lograr una atmósfera de consumo del producto en turno. Esto lo menciono porque días antes de la presentación en el Coliseo Centenario del remedo de The Doors, la estación programó la repetición de un concierto en vivo del grupo.
¿Y dónde queda la responsabilidad de la Dirección de Cultura de Torreón ante este hecho? Es cierto, son dos dependencias aparte, pero no olvidemos el carácter cultural de la estación, nosotros no, porque quienes la comandan al parecer ya lo están haciendo ¿Por qué no se transmiten ya tantos programas producidos por medios públicos de otros lugares del país como se programaban antes? ¿Tendremos que acostumbrarnos a ser bombardeados con cargas del misógino pero pegajoso reggaeton no sólo en las frecuencias habituales sino hasta en Radio Torreón? ¿Y los trabajos editoriales, la literatura en audio, los informativos y las producciones de los medios públicos independientes dónde quedan? ¿Se debe reducir el contenido de Radio Torreón a lo meramente musical? ¿Es esta muestra de ignorancia lo que se ambiciona? ¿Dónde quedaron los programas producidos por la UNAM?
Si la cultura también se oye, ¿hemos de quedar sordos en la frecuencia del municipio, o le cambiaremos a la estación de la Universidad Autónoma de La Laguna, al fonógrafo, a la música ochentena en AM? ¿O es que no tienen el suficiente material auditivo para ofrecernos un mosaico plural, alejado de los vicios sonoros del mercado?
Porque si es así, yo puedo contribuir con mi fonoteca, o se puede lanzar una convocatoria para recaudar música y producciones sonoras, aunque siempre nos queda la opción de descargar los contenidos y los archivos de audio desde Internet. Por ahí anda la página de Radialistas.org, donde hay muy buen material ¿O es esta incursión de la música comercial otro de tantos mecanismos para seguir sumergiendo en la ignorancia a los radioescuchas?
Como ciudadano torreonense y lagunero que soy, como amante de la buena y variada música, de la música distinta que no sólo nutre sino que dice algo y amplía nuestro gusto, deseo y pido que en Radio Torreón se alejen de la música comercial y vuelva a ser la estación que no ponía de pretexto la búsqueda de mayor audiencia para sacrificar, ante el altar de los dioses del mercado, la pluralidad, la inteligencia y los contenidos de calidad que la caracterizaban.
Esto me recuerda a lo que está sucediendo en Once TV, de la Ciudad de México, en donde otro Guillermo, Sariñana, director de cine, se pliega a los mandatos de Felipe Calderón y cada vez más aminora la calidad de los contenidos de ese canal con comedias chafas y la incursión de especiales sobre cantantes light como Alek Syntek.
Por el bien de Torreón y los radioescuchas laguneros, esperemos que esta mercantilización de la radio pública cese, pues el daño que detonan en la frecuencia derruye lo que antes podía definirse como radio de calidad.
Debemos exigir la expulsión de la música comercial de la frecuencia. No se nos olvide que la ciudad de Torreón merece una voz que cante con la belleza y la armonía de la música y emisiones de México y del mundo, no con un simple ruido de cacerolas y gemidos de pseudoartistas, fabricado en serie para vender éxitos instantáneos, pegajosos y desechables, por demás repetidos hasta la náusea (y no la de Sartre) en otras estaciones. Éxitos tan desechables como el paso de José Ángel Pérez y Guillermo Saldaña por Torreón y Radio Torreón.
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