“El varón y la mujer son iguales ante la Ley”. Artículo cuarto de la Constitución.
Este pasado martes una mujer recia y valiente me regaló unas flores o más bien unas plantas sumamente hermosas de tallo grueso y vigoroso. Yo las conozco como alcatraces, pero en Oaxaca las llaman cartuchos. Estas plantas son como las mujeres zapotecas, dice ella: crecen donde sea, no es necesario regarlas, son resistentes, se doblan, pero no se rompen, y aguantan las peores inclemencias.
La mujer es Eufrosina Cruz Mendoza, contadora de profesión, directora con licencia de una Escuela Técnica para Indígenas. Este primero de enero cumplió 28 años, pero su cumpleaños fue tan amargo como tantos otros de las indígenas mexicanas.
El primer día de este año, efectivamente, Eloy Mendoza Martínez asumió el poder como presidente municipal de Santa María Quiegolani, Oaxaca. Eufrosina contendió por la presidencia municipal de este pueblo de mil 600 habitantes en una asamblea que se llevó a cabo el 4 de noviembre de 2007 bajo el sistema de usos y costumbres.
Santa María Quiegolani es uno de los cientos de municipios de Oaxaca en que, al amparo de los usos y costumbres, se impide la participación de las mujeres en elecciones locales. A Eufrosina se le permitió contender como candidata porque el presidente municipal en funciones, Saúl Cruz Vázquez, estaba seguro de que, en una elección en que no se aceptaba el voto de las mujeres, la contadora no podría derrotar al sucesor que él había seleccionado personalmente.
Ni siquiera a Eufrosina se le permitió participar en la asamblea. La sorpresa vino cuando el voto empezó a favorecer a la mujer. Por eso, Cruz Vázquez prefirió anular todos los sufragios a favor de ella.
Eufrosina ha recorrido desde entonces el largo calvario de las mujeres oaxaqueñas a las que los usos y costumbres las privan de todo derecho. Presentó una queja ante el Instituto Estatal Electoral de Oaxaca, que turnó el caso al director de usos y costumbres de la institución. Éste le dijo a Eufrosina que no se preocupara, que ya tendría otra oportunidad de contender en el futuro por la presidencia municipal, y aprovechó para preguntarle si era soltera y la invitó a tomarse un café con él.
El Congreso de Oaxaca, convertido en Colegio Electoral, desestimó las quejas de Eufrosina y declaró válida la elección. El Tribunal Electoral del Estado no se ha pronunciado sobre el caso, como no lo ha hecho el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Al parecer las elecciones por usos y costumbres están fuera de su jurisdicción. Eufrosina se presentó ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en diciembre, pero la única respuesta que ha tenido es el silencio.
Como señalé anteriormente, el primero de enero tomó posesión Eloy Mendoza como presidente municipal de Santa María Quiegolani. Eufrosina y un grupo de mujeres protestaron y exigieron que el nuevo edil mostrara su constancia de mayoría, la cual no había sido publicada en el Diario Oficial del Estado. El edil, sin embargo, ordenó que se reprimiera a las mujeres.
Este martes entrevisté a Eufrosina para mi programa de televisión. La conversación fue dramática. Especialmente amargo fue su cuestionamiento a las instituciones oficiales y a las Organizaciones No Gubernamentales que supuestamente velan por los derechos de las mujeres, ya que ninguna ha mostrado interés en su caso. Como los usos y costumbres –o los “abusos y costumbres” como ella los llama— son políticamente correctos, ninguna organización se atreve a tomar su caso.
Sin embargo, no es mucho lo que pide Eufrosina. Quiere que se respete el derecho de las mujeres a votar y a aspirar a cargos de responsabilidad en sus propias comunidades. Quiere que las mujeres no sean ya consideradas como meras propiedades de los hombres de la comunidad. Quiere que en la Oaxaca de los abusos y costumbres se respete el precepto del Artículo cuarto de la Constitución que establece que en nuestro país los hombres y las mujeres son iguales.
No sorprende que en una sociedad machista como la nuestra se violen los derechos fundamentales de las mujeres. Lo realmente increíble es que ni una sola de las costosas instituciones gubernamentales creadas para garantizar la igualdad entre las mexicanas y los mexicanos se atreva a cumplir con su función. Lo que irrita es que las ONGs que tienen el compromiso de defender los derechos de las mujeres tampoco quieran tocar el tema.
Parece que en México los abusos y costumbres tienen más peso que la Constitución y las garantías fundamentales.
Afortunadamente todavía hay en México mujeres como Eufrosina, comprometidas con la igualdad de derechos para todos: mujeres tan fuertes, que se doblan, pero no se rompen, como los cartuchos o alcatraces que crecen libres en la sierra de Oaxaca.
PRECIOS
El Banco de México dio a conocer ayer las cifras de la inflación del 2007. El índice de precios al consumidor subió finalmente 3.73 por ciento. Los alimentos aumentaron 7.52 por ciento. Esta última cifra es sorprendente, si consideramos que a nivel internacional los precios de los alimentos al mayoreo se elevaron 37 por ciento. Asombra más si consideramos que los políticos dicen que, por el gasolinazo o la apertura del TLCAN, los precios han subido 30 o 100 o 300 por ciento en un año. Alguien está mintiendo.
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