A través del programa Intervención Temprana, el Centro de Integración Juvenil (CIJ) atiende a niños y jóvenes que han probado las drogas en contadas ocasiones, es decir, que no son adictos pero están en riesgo de convertirse.
Beatriz Montemayor, directora del Centro de Integración Juvenil, dijo que el programa está en contacto con escuelas secundarias, “si los maestros detectan alumnos que se inician en el consumo de drogas, los canalizan con nosotros; en lo que va del año ya hemos conformado tres grupos pequeños”.
La funcionaria explicó que cada grupo se integra con 8 a 10 jóvenes, pero uno de los requisitos para ingresar al programa de Intervención Temprana es que los padres también asistan a las pláticas.
Por lo general son 7 u 8 sesiones, después se analiza si los jóvenes requieren de un tratamiento especializado o si las pláticas fueron suficientes para tomar conciencia del peligro de las drogas.
“En la mayoría de los casos terminamos por canalizar a los jóvenes a tratamiento formal. Las pláticas sólo son una introducción con dinámicas y juegos. Lo que tratamos de hacerles sentir es que no es un castigo asistir al programa”.
Beatriz Montemayor señaló que los jóvenes son atendidos en el Centro de Integración Juvenil y asisten a la misma hora que sus padres pero a grupos diferentes, “hablamos de usuarios experimentales, es decir, han probado unas cuantas veces las drogas pero no son adictos”.
El alcohol y la marihuana, entre otras drogas, son las principales adicciones de los jóvenes que integran los grupos, “ojalá y en un tiempo cercano, los maestros nos manden a los alumnos que fuman para atenderlos también”.
Y es que el CIJ trabaja en las secundarias para prevenir a los jóvenes sobre el riesgo del tabaquismo, y algunas ya fueron declaradas libres de humo, entre ellas, General Número Dos, General Número Seis, General Número Siete y la General Número Cuatro.
Según la directora, el Centro de Integración Juvenil ya certificó tres escuelas secundarias libres de humo, además certificó a cuatro primarias, “no sólo consiste en prohibirles a los alumnos, maestros y personal administrativo que fumen dentro de las instituciones educativas, se trata de realizar una campaña de alerta sobre los riesgos del tabaquismo”.
NO ES CASTIGO
“En la mayoría de los casos, terminamos por canalizar a los jóvenes a tratamiento formal. Las pláticas sólo son una introducción con dinámicas y juegos. Lo que tratamos de hacerles sentir, que no es un castigo asistir al programa”.
BEATRIZ MONTEMAYOR,
DIRECTORA DEL CIJ