Los juguetes tradicionales o industriales, con sus ventajas y desventajas al final, serán juzgados por los jueces más exigentes: los niños. (El Universal)
El Universal
MÉXICO, DF.- El chiste es jugar, no importa con qué: corcholatas o Nintendos, resortes o Xbox, muñecas a las que se les cierran los ojos al acostarlas o rubias Barbies equipadas con todo y teléfonos satelitales.
Todos los juguetes tienen su historia, tienen ventajas y desventajas que por más que diserten los especialistas, serán dictaminadas por los jueces más rudos: los niños.
En el Día del Niño revisamos algunos aspectos contrastantes entre los juguetes tradicionales (o artesanales) y los industriales, sin condenar ni ensalzar, quizá jugando. Se vale.
Todo a su tiempo
Según el especialista en arte popular, Carlos Espejel, en México los niños conocen el tiempo de cada juguete. Las etapas están determinadas por el calendario cívico o el religioso, como apunta José Herrera Alcázar, en su estudio El juguete popular en el México actual.
Los papalotes aprovechan los vientos de febrero y marzo para volar, las cornetas esperan hasta las fiestas patrias en septiembre, las calacas de cartón y las calaveras de dulce pelan sus dientes hasta noviembre y en diciembre se vale romper el juguete más preciado: la piñata de barro forrada de papel.
Hoy, la temporalidad de los juguetes está marcada por las campañas publicitarias, que en México se dejan sentir con fuerza en abril, por la celebración del Día del Niño, y a finales de año.
En el caso de los juguetes electrónicos, como los videojuegos, un factor que puede determinar su ciclo de vida es la llegada de una nueva versión.
Para uso rudo
Los juguetes tradicionales están realizados con materias primas de la región a la que pertenecen. En México aún se siguen produciendo trastecitos, flautas y muñecos de barro en Tzinzunzan, Michoacán; Metepec, estado de México, y Atzompa, Oaxaca.
Figuras similares son creadas por artesanos en fibras como el ixtle, hojas de maíz y palma. La madera es otro material muy usado para elaborar camiones, baleros, trompos, boxeadores y gallinas.
En Santa Clara del Cobre, en el estado de Michoacán, se hacen trastecitos de cobre, y siguiendo una tradición importada de Europa en el siglo XVIII, aún se fabrican soldaditos de plomo.
El vidrio tiene su uso más lúdico en las canicas, sean agüitas, bombochas, tréboles o ponches. Aunque también las hubo de piedra.
A lo largo de la primera mitad del siglo XX hubo grandes producciones de juguetes de madera tanto en Alemania como en Dinamarca. Este material fue el que usó en sus inicios la compañía LEGO, hasta que en 1949 utilizó el plástico en la fabricación de sus famosos bloques interconectables.
No hay nada igual
El juguete artesanal es una pieza única, hecha a mano, cuya elaboración puede llevarse desde un día hasta un mes.
El juguete industrial, por el contrario, es producido en grandes cantidades y poco tiempo. La compañía danesa LEGO produce alrededor de 20 mil millones de ladrillos de plástico interconectables al año, es decir, cerca de 2.3 millones de objetos por hora.
En el año en que surgió la muñeca Barbie, 1959, se colocaron en el mercado 350 mil. Hoy genera alrededor de 2 mil millones de dólares al año.
La curvilínea rubia no alcanza las ganancias de la industria de los videojuegos, con 10 mil millones de dólares al año, según datos de la Asociación Mexicana de la Industria del Juguete.
La complejidad
El juguete artesanal generalmente tiene un mecanismo simple, no usa pilas, busca despertar la imaginación del niño y permite su reparación rápida en caso de avería.
La complejidad es la constante en los juguetes industriales, que buscan fomentar otro tipo de habilidades en los infantes, básicamente los reflejos ante estímulos visuales o auditivos.