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EL DIVÁN / “COMPRO LUEGO EXISTO”

LIC. JOSÉ ANTONIO MIRANDA HERNÁNDEZ

Se acerca la época navideña, para muchos la más feliz del año, para otro la más triste, pero desafortunadamente un periodo en el que el consumo se eleva sustancialmente. Pero, ¿por qué se da este fenómeno? ¿Por qué gastamos incluso lo que no tenemos? Estas preguntas tendrían varias vertientes en sus respuestas.

En primer lugar se lo debemos a los medios masivos de comunicación que nos dicen hasta el cansancio que regalar equivale a querer, y entre más ostentoso sea el regalo más cariño existe. De hecho una regla de cortesía no escrita es que si se le regala a un familiar algo, no es posible que no se le regale a todos. Quien no ha escuchado las conversaciones en los malls por estas fechas en que la esposa le dice al marido ¡cómo, para tus sobrinos sí hay regalos! Y ¿Para los míos? O en otro sentido el padre que trabajó todo el año de gallo a grillo tratando de dar una mejor calidad de vida a la familia e intenta gastar todo su aguinaldo ya que no vio a los hijos la mayor parte del año y compensa su cariño con un regalo desproporcionado.

En segundo lugar, encontraremos a los compradores por soledad. Éstos asisten a las tiendas a hacer sus compras la mayor parte del año, ya que se sienten solos y necesitan obtener afecto. Me trato de explicar mejor, estas personas sienten un gran vacío existencial ya que sus expectativas no son cubiertas: “su novio no las quiere como ellas quisieran”, “no se tiene el trabajo deseado”, “nadie las comprende”, este vacío lo “llenan” comprando una cantidad ilimitada de presentes tratando de compensar su soledad y falta de cariño con una cantidad alarmante de regalos.

En tercer lugar ubicamos a los compradores que regalan lo que no tuvieron. En este renglón están los padres, abuelos, tíos, etc., que regalan a sus parientes cosas u objetos que no tuvieron en su infancia, pensando quizás que de esta manera se puede compensar que lo que les faltó. Sin embargo lo que está detrás es la incapacidad de dejar pasar las carencias que se tuvo en el pasado y la poca empatía para regalar lo que el niño o adolescente, según sea el caso le gustaría. Un ejemplo clásico de esto es el tío que le regala al sobrino un juguete que en los años 80s era la sensación, pero que en el 2000 es totalmente obsoleto.

Existen, desde luego más compradores, y con este artículo no queremos decir que estamos de acuerdo con el Grinch, ya que regalar y disfrutar la Navidad es una parte importante de nuestra idiosincrasia, pero no se trata de reglar y de pasar por alto lo que realmente la Navidad representa para las personas católicas o cristianas, ni tampoco gastar el dinero que no se tiene sobre todo en una época donde la crisis está eliminando empleos y subiendo los costos cada vez más.

Los invitaría pues a disfrutar estas fechas, ya sea para darle sentido a nuestra existencia si se es católico, o disfrutar de unas merecidas vacaciones, si no es el caso, pero siempre tratando de planear, no gastando el dinero que no tenemos, ni dejándonos llevar por la compra compulsiva que los medios de comunicación quieren inducir, e intentando reflexionar sobre lo que se logró o no se logró este año y tener la capacidad de intimar con nosotros mismos, que al fin y al cabo son con los que siempre vamos a estar y no podemos traicionar.

Aprovecho para felicitar a mis padres que me han dado los mejores regalos que son honestidad, respeto y amor a Dios.

Mi correo electrónico: jose.mirandah@uvmnet.edu

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