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EL DIVÁN / ¿POR QUÉ MI RELACIÓN NO FUNCIONA?

Lic. José Antonio Miranda Hernández

En la actualidad existe un buen número de personas que se hacen esta pregunta frecuentemente y lejos de resolverla se envuelven en una maraña de pensamientos y sentimientos casi la mayor parte el tiempo responsabilizando al otro de su desventura.

Al calor de la discusión o las diferencias que se ocasionan en la relación de pareja, se piensa muy poco sobre la responsabilidad que se tiene en los hechos. Un ejemplo de lo que se expone aquí es la mujer que espera que su marido resuelva todos sus problemas en base a que es el marido quien soluciona la mayoría de las dificultades, llámese económicas, del hogar o de responsabilidad con el futuro de los hijos(as). Esto tiene su raíz en las expectativas. Pero ¿qué es esto de las expectativas? Alguien me pudiera responder, “yo no tengo esa dificultad” o “yo sé exactamente lo que quiero de mi pareja”, pudiera tener razón desde luego, lo que se le olvida o no conoce esta persona son las expectativas inconscientes, que parecieran las menos importantes, más sin embargo en una relación de pareja juegan un papel preponderante, ya sea para unirnos o separarnos.

Un ejemplo más, sería el esposo que espera que su mujer le prepare la cena, platique con él en la noche y esté dispuesta a mantener una relación sexual satisfactoria. Esto desde luego es una expectativa de parte del marido, sin embargo puede que la esposa esté muy cansada de atender la casa y los niños durante el día que lo que prefiere es dormir y no platicar, mucho menos tener relaciones sexuales. Esto generará seguramente un conflicto, pero ¿Quién tiene la razón? La verdad los dos o ninguno, la problemática está en las expectativas, ya que el primero piensa que su mujer no lo comprende porque no le da lo que desea después de un largo día de trabajo. Por su parte la mujer se siente incomprendida porque espera que el marido entienda su cansancio y deseo de descansar. Las expectativas inconscientes de él pueden ser que así como su madre era con su padre, él espera que la esposa sea con él, más aún que ella lo atienda a él significa que lo quiere, por lo cual la relación se vuelve complicada porque se interpretan los actos según el historial de la persona, lo cual muchas veces no coincide con la realidad.

Usted se pudiera preguntar pero cómo voy a hacer yo para que me dé cuenta de cuáles son mis expectativas inconscientes, desde luego una de las opciones sería un tratamiento psicológico adecuado que permita hacer este ejercicio con un especialista. Pero cuando no se tiene esta opción podríamos reflexionar sobre cómo se siente y qué espera el otro también de mí, y sobre todo checar si mis expectativas son las únicas validas en la relación de pareja. Desde luego que no van a ser las únicas, las expectativas de mi pareja importan tanto como las mías, pero si no identifico las propias va a ser muy difícil entender o la menos reconocer las del otro.

Éstos son algunos ejemplos claros de cómo la comunicación ligada a las expectativas puede producir un sinfín de contratiempos en la relación, y la manera con lo que resolvamos va a determinar si nuestra relación tiene futuro o no, porque lo que determina una relación estable no es la ausencia de dificultades sino cómo se resuelven éstas.

Las expectativas no sólo aplicaría para las relaciones de pareja, sino para las relaciones en general, en el trabajo encontramos un ejemplo claro en las personas que quieren encontrar en su trabajo amigos y alguien quien los estime y los valore. Seguramente esto le causará muchos conflictos porque el lugar de trabajo, es precisamente eso, un lugar para trabajar, si bien es cierto que una relación cordial en el trabajo no estaría de más, no es el objetivo de un empleo. En el caso del joven que escoge una carrera espera que la universidad le dé experiencia, trabajo y oportunidades de crecimiento sin involucrarse él o ella en el proceso de enseñanza aprendizaje, lo cual es una expectativa irreal de lo que verdaderamente existe.

Los invito a reflexionar sobre nuestras verdaderas expectativas tanto laboral, vocacional y amorosamente, para saber qué es lo que deseamos del otro y qué es lo que nosotros podemos hacer por nosotros mismos, evitando culpar al otro de nuestra desventura o decepción que muchas de las veces es a causa de unas expectativas poco asequibles.

Mi correo electrónico:

jose.mirandah@uvmnet.edu

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