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EL DIVÁN / ¿POR QUÉ NUESTRAS PROMESAS DE AÑO NUEVO NO SE CUMPLEN?

Lic. José Antonio Miranda Hernández

A principio de año con el entusiasmo de un nuevo comienzo y el contagio de llegar a cumplir ahora sí, nuestras tan ansiadas promesas de bajar de peso, de conseguir pareja o de encontrar un trabajo mejor remunerado, las promesas parecen cumplirse sin mayor problema, sin embargo, por algunas extrañas razones nuestras metas no se cumplen o nuestros anhelos no se llegan a ver cristalizados. Nos preguntamos ¿Qué es lo que pasó? ¿Por qué no puedo cumplir con algo que ansío con tanta fuerza?

Generalmente la respuesta se encuentra en la falta de constancia y las altas expectativas que nos proponemos. Las dos causas lejos de ir separadas van unidas entre sí, ya que por ejemplo la persona que intenta bajar de peso, se pone una meta irreal de bajar diez kilos en una semana, lo que lleva invariablemente al fracaso, porque sanamente no se puede cumplir. Esto provoca en la persona desilusión y una baja en su autoestima al darse cuenta de que no puede alcanzar sus objetivos, lo que finalmente provoca que no se comprometa y no lo vuelva a intentar por no sentirse capaz.

El caso de la relación de pareja, se pretende encontrar el amor de su vida, lo cual es una expectativa altísima, ya que los primeros pasos en una relación es estar dispuesto a iniciar una nueva relación, lo que conlleva conocer nuevas personas, darse el tiempo y sobre todo evaluar si esa necesidad de tener pareja no está encubriendo otras necesidades como la soledad o la poca valía.

¿Qué es lo que se recomienda hacer entonces? Lo recomendable en estos casos es que nuestras metas sean reales y a corto plazo, como por ejemplo el tratar de bajar de peso poco a poco y de manera saludable, que va a permitir a la persona darse cuenta de que su meta se cumple y sus anhelos se ven cristalizados.

Se logra entonces el primer paso, pero nos topamos con otro obstáculo, la constancia. Esto tiene que ver, no con el miedo a no cumplir nuestras metas, no al no hacer lo que queremos, sino todo lo contrario: El denominado miedo al éxito, en otras palabras el temor a hacer lo que queremos, deseamos y anhelamos, por una simple y sencilla razón, que es el miedo a crecer o a madurar.

Lo anterior lo podemos confirmar en las personas que hacen un millón de dietas o inician otro tanto de relaciones sin llegar a algo concreto o bajar de peso, porque en el fondo lo que buscan es provocar la atención de los otros con su sobrepeso o con su desfortuna amorosa haciendo que los demás estén cerca de ellos y no los abandonen, por lo que en la mayoría de los casos será mejor estar gordita y acompañada, que tener un peso ideal pero sola. O en el caso de las parejas, echarle la culpa al otro sin asumir su responsabilidad de que la pareja no funcione.

El miedo a la responsabilidad y al compromiso es un mal que aqueja a muchas de las personas en México debido a que se nos enseñó desde tiempos de la conquista a no pensar en que podemos lograr nuestras metas u objetivos y que la autocompasión es mucho más efectiva que la libertad de elegir y construir nuestro propio destino.

Los invito, pues a hacer una reflexión sobre nuestros impedimentos internos que en la mayoría de los casos son más significativas que los obstáculos externos.

Mi correo electrónico:

jose.mirandah@uvmnet.edu

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