Estas dos preguntas son frecuentes escucharlas entre los jóvenes que están a punto de iniciar su carrera universitaria, y qué decir de los padres todavía más preocupados por el futuro de sus hijos. Pero, ¿cómo poder ayudar a los jóvenes a elegir de manera adecuada cuál es la profesión que se debe elegir?, o ¿que parámetros debo tomar para saber cuál es la carrera en la que voy a desarrollar mejor mis potencialidades?
En una región donde el número de escuelas y de carreras rebasa por mucho la demanda laboral real, el estudiar una carrera y no equivocarme se vuelve algo de vital importancia para el joven y ni que decir de los padres quienes van a desembolsar la inversión económica del hijo, muchas de las veces haciendo un sacrificio con la esperanza de que valga la pena.
En primer lugar debemos de tomar en cuenta el gusto por lo que se quiere estudiar, ya que es indispensable que para que algo me motive me debe de interesar. Aquí es donde viene lo importante porque el gusto sólo se da por lo que se conoce, por lo que es de vital importancia que el joven conozca lo mayor posible la carrera que va a elegir. Es muy común encontrar a adolescentes que dicen que su mejor opción es estudiar medicina, sin embargo sólo saben que es la carrera de medicina por ver la serie del doctor House, que habla por cierto de un doctor con defectos y virtudes pero que está muy lejos de enseñar verdaderamente lo que realiza un médico. O el ejemplo más común es el del chico que estudia una carrera por tradición, estudia arquitectura porque su bisabuelo era arquitecto al igual que su abuelo y padre, que por cierto los cuatro con el mismo nombre y por ende con todo el peso de la tradición.
En segundo lugar tenemos las habilidades, estoy de acuerdo que la práctica hace al maestro, pero si yo tengo habilidades para las matemáticas lo más recomendable es que me inscriba en una carrera donde el pensamiento lógico-matemático sea la parte medular del programa académico.
Lo ideal desde luego es que tanto los gustos como las habilidades coincidan, de no ser así lo que yo pensaría que es lo menos recomendable, es elegir una carrera que no me guste y que no tenga habilidades, esto último aunque usted no lo crea sucede más de lo común, principalmente debido a la desinformación.
Pasamos así a la segunda parte y no menos importante, ¿dónde estudiar? Uno de los errores más comunes que yo he encontrado en mi consulta particular es el hecho de decir, “voy a estudiar en la universidad que cueste menos”, o “voy a estudiar donde mi mejor amigo estudie” o peor aún “voy a estudiar una carrera que me deje mucho dinero, aunque no me guste”.
La recomendación que pudiéramos seguir es la de la información y ésta sólo se consigue de una manera: Preguntando. Es indispensable que el joven se acerca a las universidades e indague ¿de qué se trata su carrera?, ¿cuáles son los objetivos? Y todavía más importante ¿cuál es el campo real de trabajo? Esta información por obvias razones es necesaria que se la dé el especialista, en otras palabras, el director, o coordinador de la carrera son las personas con las que el solicitante debe acudir, ya que, es mejor que esta información me la proporcione “el experto” en el área.
Una segunda opción es el de los exámenes vocacionales, ya que nos permite saber cuáles son nuestras habilidades y gustos, pero ojo, un examen vocacional no está completo sólo por lo que dice el papelito, es importante tener una o varias entrevistas con el psicólogo encargado de la prueba para cuestionar y conocer lo que los resultados de la prueba dicen, porque luego encontramos lugares donde se aplican pruebas Express y se deja de lado el aspecto más importante que es el joven, que quizás sea muy apto para las ciencias sociales e incluso tenga un gusto por ellas, pero está pasando por una crisis existencial de no saber qué hacer con estas capacidades, y la prueba o test lejos de ayudarlo lo va a confundir y estresar aún más.
Estoy de acuerdo que hay jóvenes que no tengan ningún problema en elegir su carrera universitaria, sin embargo hay una gran mayoría que no lo sabe, incluso pero aún, no sabe que no lo sabe y ésta es la causa principal de que muchos universitarios abandonen la carrera sólo a un semestre de iniciarla o decidan dejar de estudiar porque el estudio no es para ellos.
Los invito pues a cuestionar, indagar, a no quedarse con la duda, para conocer realmente lo que quiero estudiar y si la universidad que elegí verdaderamente tiene lo que ofrece o solo es una pantalla para tener una colegiatura más. Igualmente no dejarse engañar por exámenes vocacionales que sólo ofrecen el resultado, sin siquiera conocer las verdaderas motivaciones del candidato por medio de las entrevistas diagnósticas.
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