Actualmente encontramos a personas que se dicen budistas, católicos, cristianos, evangélicos, etc. pero realmente ¿Sabrán estas personas el significado de lo que representa su creencia o credo? Y más aun ¿lo llevarán a la práctica?
No me queda la menor duda de que habrá individuos y grupos que lo conozcan y lo ejerzan de manera consiente y constante con un amplio conocimiento de su credo y lo que conlleva, incluso sirviendo de modelo para que otras personas sigan el ejemplo. Sin embargo desafortunadamente en la mayoría de los casos las personas que dicen profesar tal o cual religión no lo hacen de manera comprometida e incluso no conocen los preceptos bajo los cuales se rigen sus principios. Tal es el caso, por citar un ejemplo, del católico apostólico y romano que invita a sus compañeros a ejercer el perdón o conocimiento de la Biblia cuando en realidad ni el mismo lo sigue o conoce las escrituras.
Lo peor del caso resulta cuando se convierte en fanatismo aduciendo que la creencia que la persona sigue es la verdad absoluta y se critica arduamente a los que adoptan otra posición en el entendido que se tiene la verdad.
El tener un sentido en la vida es una necesidad de todo ser humano, incluso diversos estudios demuestran que las personas que creen en algo o en alguien manifiestan una mejor salud mental, con menor tendencia a la depresión ya que le encuentran a la existencia un significado.
El problema viene en la actualidad, en donde lo novedoso, lo rápido, lo más promocionado tiene un efecto en la población y se toma una religión, un concepto o una creencia como propia, sin analizarla, vivenciarla, etc. lo cual lleva a la denominada religión Light.
Esto lleva a que frecuentemente escuchemos a jóvenes, principalmente, que dicen que tal o cual creencia no es válida simple y sencillamente por lo que escucharon o por lo que les dijeron. Es aquí donde adquieren importancia dos conceptos a mi parecer fundamentales: la tolerancia y la educación. Este último indispensable en nuestros tiempos en que los canales de información se multiplican y los adolescentes y jóvenes se ven “bombardeados” por conceptos la mayor parte del tiempo sin contenidos o sin información precisa lo que deriva en desinformación. La educación por lo tanto se requiere para que se esté informado y se tenga un juicio más cercano a la realidad, permitiendo en la medida de lo posible que los jóvenes se desarrollen a través del conocimiento.
En cuanto a la tolerancia, se pudiera escribir todo un tratado completo, pero para los objetivos del presente artículo diremos que muchos de los problemas de la actualidad se derivan de no tener tolerancia. En el caso que nos compete el no tener tolerancia a personas que no piensan igual que nosotros es muy común, y sobre todo en el tema de la religión, en el que se critica y se juzga lo diferente, sin darnos la oportunidad de poner en tela de juicio nuestras creencias e ideología, cuando al final del día de lo que se trata es precisamente el cuestionar para crecer, y tener tolerancia para poder vivir en armonía o al menos en una sana convivencia.
Los invito pues a reflexionar sobre el tema, tomando en cuenta que “cada cabeza es un mundo” y que tenemos la libertad para elegir en lo que creemos y queremos, siempre y cuando respetemos el derecho del otro a creer y profesar la religión que más le parezca.
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