La forma en que nos adaptemos gradualmente a nuestro ejercicio determinará cómo lo aumentamos. (AP)
Con las precauciones adecuadas, posiblemente tendremos la oportunidad de comenzar una nueva etapa más saludable.
Nuestra forma de vivir la vida en ocasiones gira de manera inesperada, y si un día despertamos con la firme decisión de hacer ejercicio, no dejemos que el ser adultos nos haga desistir.
Si perteneces al grupo de adultos a los que nunca les gustó el deporte, entonces eres del grupo de los sedentarios.
Si además experimentas dificultades para realizar las actividades físicas cotidianas, es preciso decir que no debes ser sometido a la prescripción de ejercicio por parte de entrenadores, sin que exista una exhaustiva evaluación y valoración por parte de un médico del deporte y la actividad física.
¿Cómo puedo empezar a hacer ejercicio?
No se puede prescribir como receta médica de manera general, cada programación debe ser individualizada, sistematizada y supervisada, lo ideal es que se desarrollen por un médico del deporte.
Pero sí existen algunas recomendaciones.
Lo más importante es la valoración cardiaca. ¿Cómo está tu corazón? una prueba de esfuerzo nos orientaría.
En cuanto a la intensidad, es muy importante medir la frecuencia cardiaca y como una medida de mayor seguridad te recomendamos tomar el pulso antes, durante, y después del ejercicio; lo ideal es usar relojes con cintillas de una buena marca.
Hay que ver también qué tipo de ejercicio es bueno para el adulto sendentario, pues muchos individuos tienen limitaciones significativas, por ejemplo, quienes tienen problemas de movilidad de las articulaciones en rodillas y caderas, no deben realizar movimiento en pendientes, cuestas, subidas o bajadas.
Es importante establecer una frecuencia para hacer ejercicio, para que nuestro cuerpo lo tolere: entre cuatro y seis días a la semana, y si no, el mínimo son tres.
Lo mejor es que nuestras sesiones sean de 10 a 15 minutos, y repetirlas dos o tres veces al día; de esta forma, tendremos el mismo beneficio que si realizamos una actividad durante 30 minutos, de acuerdo con la OMS.
La forma en que nos adaptemos gradualmente a nuestro ejercicio determinará cómo lo aumentamos, pero se podrá modificar a las cuatro semanas.