La noticia cayó como una bomba, no sólo por los personajes y posiciones involucrados; sino por constituir una absoluta novedad en las formas y procedimientos a los que nos tenían acostumbrados los dirigentes del Partido Acción Nacional, tan modositos ellos, tan acostumbrados a lavar la ropa sucia en casa.
El liderazgo panista anunció que despojaría a Santiago Creel de su posición como coordinador de la bancada blanquiazul en el Senado, la más numerosa en Xicoténcatl. Eso en sí mismo, como decíamos, es algo inédito. Pero las razones esgrimidas para hacerlo como que merecen un espulgamiento más metódico.
Las causas para el despido de Creel de su importante posición son básicamente tres: que no ha sabido promover la agenda panista en el Senado; sus recientes problemas personales; y su mala relación con los medios de comunicación, en especial los televisivos. Sobre esos tres factores habría que abundar, porque vale la pena.
En primer lugar, acusar al líder panista en el Senado de que la agenda blanquiazul no ha avanzado me parece hipócrita. ¿Un PAN blandengue, castrado, sin espíritu, sin liderazgos morales, que se deja manipular por un PRI colmilludo y un PRD pendenciero, se queja de sus conductores? Nómbrenme un líder panista con pantalones, inteligencia y longitud de miras. Uno solo. ¡Ah, verdad!
Sobre los “problemas personales” de Creel, la verdad hay poco qué decir. Hace un par de semanas se hizo público lo que era un rumor desde hace buen rato: que la hija de la actriz Edith González lo era también del senador Creel. ¿Y luego? Si a ésas vamos, todo el asunto sólo prueba que Creel tiene muy buenos gustos, y que el viejo es cumplidor, dado que le dio su apellido a la cría. Qué tiene qué ver eso con su desempeño en el Senado me resulta un misterio absoluto.
Y si tenía mala relación con los medios, el descharcharlo por eso únicamente está mandando la señal equivocada. ¿O sea que Televisa y TV Azteca tienen que dar su visto bueno sobre quién lidera una fracción del Senado? ¿El haber votado una Ley que no les pareció a los monopolios es un pecado mortal, purgable con la caída en desgracia? Pues si así están las cosas, bonita estatura política y moral tienen nuestros próceres de la Cámara Alta (¿?).
Ciertamente Santiago Creel ha sido una gran decepción. Muchos lo considerábamos el Adolfo Suárez que conduciría la transición como lo hiciera aquel español excepcional. Pero en la Secretaría de Gobernación se contagió de la mediocridad y pusilanimidad del Gobierno foxista, se espantó en cuanto vio tres machetes, y se la pasó navegando con las velas al pairo… esperando una candidatura presidencial que nunca mereció, y por algo no ganó.
Todo lo cual no quiere decir que se merezca una defenestración como la que le propinaron. Y menos de tan fea manera.