El fin del Sueño Americano

Las condiciones reales de las economías presionaron al mercado especulativo.

Hoy el modelo económico moderno se colapsó. El mundo vive un momento histórico sin precedentes donde ya se está dando un replanteamiento general tanto del sistema como de los mecanismos de funcionamiento y desde luego, el papel del Estado está redefiniéndose sorpresivamente como un regulador y planificador económico.

Dejar a los especuladores financieros sin ningún tipo de control o reglamentación durante los últimos 40 años generó que las riquezas de las naciones se concentraran en mercados particulares en donde a diario se gestaban valores ficticios, sin embargo, el crecimiento real de la producción quedó rezagado ante esta espuma financiera.

El mercado especulativo funcionó de manera casi perfecta y permitió el financiamiento de empresas, bancos y sostuvo un nivel de consumo sin precedentes en todo el mundo, sin embargo, esto nunca correspondió a la dinámica productiva de las naciones.

Hoy el mundo enfrenta un fuerte problema de liquidez y acceso a créditos que será asumido por el Estado y posteriormente por lo que pagan impuestos.

El origen

Sin embargo, esta historia es más vieja y comenzó en el último trimestre de 2007, cuando los inversionistas en todo el mundo empezaron a cuestionar el valor real de sus inversiones hipotecarias. Al darse cuenta, por un lado que el valor real de las hipotecas representaba menos del diez por ciento del valor en el mercado especulativo y por otro que no estaban en condiciones de asumir ningún tipo de pago deudas generó el inicio del gran colapso.

No obstante, el Gobierno de Estados Unidos dio una clara señal un año después, el pasado 7 de septiembre anunció que asumiría el control y la inyección de 200 mil millones de dólares de los gigantes del financiamiento hipotecario Fannie Mae y Freddie Mac. en lo que sería hasta ese momento, el mayor rescate financiero en la historia de Estados Unidos, cuyo propósito era evitar la debacle total.

Una semana después, el 13 de septiembre, Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión en Estados Unidos se declara en quiebra, después de que fracasan los intentos por su compra. A este banco le siguen Morgan Stanley y Goldman Sachs que se convierten en bancos comerciales con lo cual desaparecen todos los bancos de inversión de ese país, a esto se suma la quiebra de AIG, la mayor aseguradora del mundo y el proceso de compra de Washington Mutual.

Sin esperar, el 18 de septiembre, Estados Unidos presentó un plan de rescate por 700 mil millones de dólares, el mayor en toda la historia, que finalmente después de una semana fue aprobado, sin embargo, la tempestad en los mercados bursátiles no cedió

La famosa frase de Adam Smith “Dejar hacer, dejar pasar” queda severamente cuestionada después del pasado 29 de septiembre, cuando los mercados cedieron a la realidad económica: falta de liquidez, problemas de pago, sobreproducción en algunos sectores como el automotriz, encarecimiento de materias primas, contracción en otros sectores estratégicos, desempleo sin precedentes y sobre todo el detonador de la crisis, un sector hipotecario ficticio que terminó con el Sueño Americano.

Más que un catarrito para México

La amenaza de la una recesión técnica es ya un hecho y esto agravó el panorama para las economías. México ya sufrió las consecuencias.

El hecho de que la Bolsa Mexicana de Valores respondiera en línea con los mercados bursátiles de Nueva York, en el último año no fue motivo de preocupación para la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y muchos menos para el Banco de México. Incluso, hasta hace dos semanas el presidente Felipe Calderón aseguraba que “el catarrito de Estados Unidos, no afectaría la economía en México”.

No obstante, el mercado terminó por cobrarle al Gobierno éstas declaraciones poco acordes a la realidad: El peso en menos de diez días fue presa de un dólar fortalecido, como un efecto de la aprobación del plan económico de 700 mil millones de pesos. Esta tendencia no fue exclusivamente de México, sino de todos los países emergentes. El real en Brasil, mostró una depreciación con relación al dólar del alrededor del 29 por ciento; Argentina que había mantenido una apreciación con relación ala moneda americana, los últimos dos años, también sufrió con este efecto cambiario.

En México los números son fríos: el peso mexicano hoy vale 26 por ciento menos del nivel que mantuvo a lo largo del año, utilizando un promedio de 10.40 en su modalidad interbancaria a 48 horas.

En tanto, la Bolsa Mexicana de Valores en un año ha perdido el 38 por ciento de su valor, sin embargo en el último mes la pérdida ha sido de 24 por ciento. Un promedio de mil puntos por mes.

El anuncio de la recesión mundial hecho por el Fondo Monetario Internacional propició una caída vertiginosa en los precios de las materias primas y esto arrastró los precios internacionales del petróleo. La mezcla mexicana perdió el pasado 10 de octubre ocho dólares y se ubica en 65.89, lo que representó una cifra nueve dólares por debajo de presupuesto de Hacienda.

Medidas de pánico

Hasta este momento, las medidas monetarias de los gobiernos de los países emergentes han sido de pánico. En México en sólo tres días el Banco de México utilizó el 11 por ciento de sus Reservas Internacionales y el Gobierno Federal anunció un programa para fortalecer la infraestructura, desarrollar a las Pymes y la creación de una refinerías, lo cual será impulsado a través de más deuda.

Aunque organismos internacionales como el FMI y el BM avalaron el proyecto, la Iniciativa Privada teme que estos recursos lleguen tarde en términos de ejecución, ya que los efectos se están dejando sentir.

A nivel internacional, Estados Unidos anunció una estatización parcial de los bancos, jamás vista desde la Gran Depresión de 1929, además esperan la acción conjunta de todos los gobiernos del Grupo de los 7 países más ricos.

Sin embargo, es claro que el Estado Nación en todos los países está viviendo una reconversión, ya que la libertad financiera y comercial a ultranza ha dejado fuertes estragos en las economías.

‘Blinde’ a la familia de la crisis

Frente a las dificultades económicas que se prevén para los próximos meses, los consumidores mexicanos pueden lograr ahorros de hasta 40 por ciento en el gasto familiar, a través de cambios en hábitos de compra y en su vida cotidiana, aseguraron autoridades y especialistas.

De esta forma, también es posible “blindar” la economía familiar frente a la crisis global, que se prevé resienta el País.

Alejandro Calvillo, presidente de la organización El Poder del Consumidor, recomendó como medidas de ahorro, buscar alternativas de compra, comparar precios y calidad de los productos en diferentes establecimientos comerciales, así como evitar consumos innecesarios.

“Todo depende de la información que tengan los consumidores”, dijo.

Como ejemplo, Calvillo mencionó que un estudio realizado por el organismo arrojó que los precios de frutas y verduras en los mercados sobre ruedas son entre 30 y 40 por ciento más baratos en comparación con las tiendas de autoservicio.

“Esa es una muestra de cómo con información el consumidor puede proteger su bolsillo mucho más”, puntualizó.

Entre las opciones de información pública sobre precios de productos se encuentran el programa Quién es Quién en los Precios, de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), y el Sistema Nacional de Información de Mercados, de la Secretaría de Economía.

Otras medidas que permitirán ahorrar a los ciudadanos son eficientar el consumo de energía eléctrica, agua y gas; además de reducir el uso del automóvil, para el caso del combustible.

Antonio Morales de la Peña, titular de la Profeco, destacó la importancia de que los ciudadanos realicen un “consumo inteligente” para evitar endeudamientos y problemas económicos en el futuro. (Agencia Reforma)