Cuando un cachorrito llega a nuestra vida se vuelve un miembro más de la familia. Queremos tenerlo dentro de la casa, llevarlo con nosotros a todos lados y nunca separarnos de él. Pero conforme empieza a crecer y a despertar al mundo poco a poco nos vamos dando cuenta que es inquieto y travieso.
Cuando tenemos un cachorro nuevo debemos de estar conscientes que todo lo que tenga a su alcance ser mordido durante nuestra presencia o ausencia. Al igual que en los bebés humanos debemos mantener siempre una estricta vigilancia y ponerlo en un lugar donde no haga destrozos o si los llega a hacer sean mínimos. Un cachorro tienda a morder todo lo que encuentre; y más aún si tiene buen sabor. Plantas, alfombras, puertas, mesas, sillas, zapatos, mochilas, libros, cepillos y basura entran dentro del rango de “juguetes masticables” que ponen en peligro a nuestra nueva mascota y nos hará pasar un mal rato.
Para evitar esto se debe de entrenar con mucha paciencia a nuestro nuevo amigo y asignarle un espacio para que pueda estar cómodo, caminar un rato, dormir y jugar. La idea es poner al cachorro en un ambiente donde pueda aprender sobre el mundo que le rodea y al mismo tiempo estar seguro y libre de peligros. Sobre todo si va a estar mucho tiempo sin supervisión.
Los cachorros son como los bebés, incluso en ocasiones más inquietos. Los cachorros cuentan con dientes y uñas afiladas; también es buena idea mantenerlos separados de niños pequeños. Es por esto que también se le debe enseñar al cachorro que no se debe morder. Para evitar esto siempre deberás tener a la mano juguetes masticables y cuando empiece a morder una silla o la alfombra quitársela con el clásico, firme y efectivo ¡No!
Recuerda que un cachorro es una mascota sedienta por conocer el mundo, de ti depende hacer esa experiencia agradable.
Wolfschauze@ieee.org