El problema de la contaminación en el lecho seco del río Nazas representa un claro ejemplo de la falta de coordinación y de conciencia que prevalece entre los diferentes niveles de Gobierno de la Comarca Lagunera, en particular del área conurbada, la cual, paradójicamente, busca consolidarse como Zona Metropolitana. En el cauce natural es posible encontrar todo tipo de desechos: aguas de residuo industrial y doméstico, bolsas de basura casera, escombro y hasta muebles viejos. Además de ser usado como tiradero, el lecho seco se encuentra invadido en sus riberas por asentamientos humanos irregulares, estacionamientos de camiones urbanos y suburbanos y puestos de comida, todos los cuales contribuyen a incrementar el problema de la contaminación. Ante esta situación, la Comisión Nacional del Agua y las autoridades municipales de Torreón y Gómez Palacio han evadido la responsabilidad de llevar a cabo acciones de limpieza en el lugar. Por ejemplo, en el caso de las aguas residuales descargadas por empresas del Parque Industrial Lagunero, la Conagua dice que no actuará hasta que sea entregada la Planta Tratadora Oriente en Gómez Palacio.
Sin embargo, el Ayuntamiento de la vecina ciudad ha informado que aún no hay fecha para que se termine la obra de la planta. Mientras tanto, nadie para la descarga de líquidos multicolores que ya han formado una laguna de agua pestilente en el lecho de maltratado río. En lo que respecta al asunto del escombro, el Gobierno Municipal de Torreón justifica su pasividad con el pretexto de que se está buscando una “solución a largo plazo”. Pero no sólo se trata de limpiar y remediar, sino que en mucho tiene que ver la vigilancia y la aplicación de sanciones para los contaminadores del lecho, sean empresas o particulares.
Ni siquiera esa labor llevan a cabo las autoridades. Si en realidad queremos llegar a alguna parte en el tema de la integración y desarrollo de la Zona Metropolitana, es necesario hacer conciencia de la importancia del cuidado de lo que compartimos como ciudades hermanas, en este caso, el río Nazas, el cual está convertido en un muladar.
