Lizette Clavel está al frente de 3 mil integrantes de Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación; recién el sábado negoció con Aeroméxico 4.5% de aumento salarial.
Es una generación que ronda los 30 años; buscan dejar atrás el ‘charrismo’ y marcar otros esquemas en defensa de los trabajadores.
Con una forma “diferente” de ejercer el sindicalismo, una nueva generación de líderes definen sus estrategias.
Dejar atrás el “charrismo”, tomar en cuenta realmente a las bases para la toma de decisiones, tener mayor preparación para enfrentar nuevos retos laborales que afectan los derechos de los trabajadores como las outsourcing, frenar la tendencia a reducir los contratos colectivos de trabajo y luchar contra los patrones y viejos dirigentes gremiales que se resisten a la modernización del sindicalismo, son puntos de coincidencia.
Lizette Clavel, de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA); Ismael Figueroa Flores, del Cuerpo de Bomberos del Distrito Federal; y Fernando Salgado, de la Secretaría de Bienestar Social de la Confederación de Trabajadores de México, son tres de varios líderes sindicales que se encuentran en los 30 de edad, pero que iniciaron su carrera a los 20.
La imagen de los dirigentes que se aferran a permanecer en el poder, el enriquecimiento que han ejercido muchos a través de la historia, el sacrificar los derechos de los trabajadores a costa de los intereses personales y de los patrones, son aspectos que los líderes jóvenes quieren dejar atrás.
“En México se marcan nuevos esquemas, pues hay nuevas generaciones de dirigentes en la política, en el mundo empresarial y el sindical. Y el de este último ha dejado de ser esa persona que sólo se desarrolla con la experiencia del trabajo, porque el de ahora se empeña en tener una mayor preparación por varias vías”, señala Lizette Clavel cuyo sindicato tiene inscritas a tres mil personas.
Lo anterior, continúa, se hace necesario ante los embates de los nuevos modelos económicos y adversidades del sindicalismo actual como las pretensiones de terminar con el derecho de huelga, eliminar prestaciones, la contratación colectiva y tener sólo empleados temporales.
“Por eso hay que estar más preparado y tener un mayor nivel de estudios y rodearse de asesores y expertos que te apoyen en el ejercicio como dirigente en el que se debe privilegiar a los trabajadores porque la finalidad de estar al frente es para obtener beneficios para ellos y por ende para sus familias”.
Ismael Figueroa, quien al igual que Clavel se encuentra en plena revisión salarial, sostiene que en el caso de los bomberos hay que trabajar como dirigente en contracorriente, debido a que los altos mandos no se acostumbran a tener un sindicato que actualmente cuenta con mil agremiados.
Con 33 años de edad señala que en los escasos tres años de conformación de su organización gremial se han ido superando inercias de que no conciben la forma de organizarse de los “tragahumos”.
“Como dirigentes, los jóvenes no debemos despegar los pies del piso y lo principal en lo que hay que pensar es en los trabajadores y después en sus familias. Debemos ejercer un sindicalismo comprometido con sus bases, con su contrato colectivo, no perder la realidad social y pensar que esta es una profesión y en la nuestra, en nuestras manos, está la responsabilidad de muchas vidas de personas, de familias y sus bienes”.
Fernando Salgado, ex líder de las ligas juveniles de la CTM y actualmente secretario general del Colectivo Sindical de Trabajadores y Empleados de Comercios y Servicios, sostiene que desde los 25 años de edad que inició en la vida sindical, ha aprendido lo que se necesita para llegar a una dirigencia: disciplina, constancia y compromiso con quienes representa. A sus 39 años de edad sostiene: “En el sindicalismo la democracia en ningún momento debe ser decreto porque sería demagogia. Se requiere revertir la falta o violación de derechos de los trabajadores y no ver a éstos como un producto de riqueza, el cual no es merecedor de justicia y al que sólo se le ve como una persona que pretende privilegios al pugnar por un mejor contrato colectivo”.
De ahí, la importancia de tener una visión diferente a la del pasado en la que sólo se veían intereses personales o de un grupo muy cerrado, desestimando necesidades de las bases. “Se debe aprender lo bueno de los viejos liderazgos y de sus errores para lograr un cambio que beneficie a trabajadores”.