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El Padre Nazas

No hagas cosas buenas...

Enrique Irazoqui

Desde 1938 cuando fue concluida la construcción de la presa Lázaro Cárdenas –conocida como El Palmito- sólo se han registrado tres avenidas por el lecho del río Nazas en su tramo final, contando para ello desde el conocido puente negro, toda la zona conurbana de Torreón y Gómez Palacio, hasta su destino final en La Laguna de Mayrán en San Pedro de las Colonias. En mil novecientos sesenta y ocho, en mil novecientos noventa y uno y ésta en 2008, que apenas empezamos a vivir.

A finales de los sesenta, se construyó la presa reguladora Francisco Zarco, en el municipio de Lerdo, Durango, también conocida como Las Tórtolas, con el fin de almacenar las avenidas que se daban en la cuenca media del Nazas, además de contribuir con el manejo adecuado de las grandes capacidades de almacenamiento aguas arriba de El Palmito.

Apenas al poco tiempo de su inauguración, Las Tórtolas fue llevada a su límite, y tuvo que abrir a su máxima capacidad sus compuertas para liberar tres mil metros cúbicos por segundo.

Vamos a las cifras generales para ver el contexto: El Palmito puede almacenar en números redondos 2 mil ochocientos millones de metros cúbicos, en su parte regular, y puede llegar a almacenar en situación delicada hasta 4 mil cuatrocientos, sólo que para ello significaría que tendría que tener su vertedor abierto para que la elevación de sus compuertas radiales en el propio vertedor de demasías, fungieran como pared contenedora del agua. Hoy esta presa tiene ya cerca de 3 mil millones, está ya rebasando su primer soporte. En tanto, Las Tórtolas está en 300 millones, al 89 por ciento de su capacidad, pero bajando por el diferencial de extracciones y captaciones.

Las autoridades han decidido con estos números derramar agua sobre lo que se conoce como el lecho seco, tal como sucedió en emergencia en 1968 y de manera más programada durante el segundo semestre del noventa y uno.

La verdad es que este suceso ha llegado como una bocanada de frescura para la comunidad lagunera agobiada como casi todo el mundo por la recesión, y especialmente, por la violencia que ha desatado la delincuencia en todos los niveles, y que ha arrebatado la tranquilidad con la que se solía vivir en la Comarca Lagunera.

Era realmente emocionante y alegre mirar cómo cientos de familias y personas en general se aglutinaban en los márgenes del río desde el puente plateado hasta el periférico de las ciudades. El miércoles la cantidad de gente creció esperando que el agua llegase de una vez, pero lo emotivo es que el Padre Nazas había reunido a miles de laguneros en sus orillas, y cabe señalar que ese río fue la fuente de civilización de los antepasados laguneros.

Las nueve de la noche y el agua al fin tocó los cimientos del puente plateado, el júbilo llegó a los que habían hecho la espera. Y la belleza que da el agua, particularmente cuando es escasa, es un generoso regalo de la naturaleza.

Sin embargo, ojalá que las autoridades hagan muy bien sus cálculos y no se excedan en los volúmenes que al final tendrán poca utilidad agrícola y terminarán en La Laguna de Mayrán. Apenas cuatro años después de las grandes corrientes del 91, para 1995 la Lázaro Cárdenas llegó a tener menos de 300 millones, o sea, lo que tiene tras sus compuertas una presa que es diez veces más chica que El Palmito: la citada Francisco Zarco.

Ojo de verdad Conagua, repasen muchas veces sus cifras, hasta hace poco, el titular de la dependencia fue llevado por la fuerza por unos campesinos a que viera sus cultivos para exigirle más agua cuando el ciclo había concluido. Hoy hay vacas gordas en cuanto a los volúmenes, pero los millones de metros cúbicos que hoy corren libremente, mañana se pueden extrañar más de lo que se imaginan.

eirazoqui@elsiglodetorreon.com.mx

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