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El Papa Negro del siglo XXI

Las laguneras opinan...

Laura Orellana Trinidad

Para los jesuitas es el padre general o el prepósito de la Compañía de Jesús, otros lo nombran el “Papa Negro”, evidentemente por su vestimenta, pero sobre todo por la influencia que tiene no sólo sobre la misma orden, sino en la Iglesia en general. Desde el pasado lunes, un grupo de 226 jesuitas (18 de África, 43 de la India, 19 del Asia Oriental y Australia, 40 de América Latina, 30 de USA y 76 de Europa) están reunidos en Roma para elegir al nuevo Superior General. Ahí mismo dimitirá al cargo el P. Hans Kolvenbach, quien ha cumplido esta función durante 25 años, aunque se plantea como vitalicia; pero ahora, por cuestiones de su edad avanzada, le ha sido aceptada su renuncia por el Papa Benedicto XVI.

La elección pareciera ser un proceso habitual en situaciones ya contempladas por la misma Compañía de Jesús con anterioridad, como el fallecimiento o enfermedad grave del superior o si considera él mismo que debe marcharse por alguna razón; sin embargo, cuando el P. Pedro Arrupe, quien fue el padre general que precedió a Kolvenbach, sufrió un derrame cerebral (lo cual hacía inminente la celebración de una nueva congregación para la elección) el Papa Juan Pablo II intervino y nombró a dos jesuitas de su confianza, sin consultar a nadie más, para gobernar a los jesuitas. Habían tenido innumerables desavenencias en tiempos difíciles de cambio. Dicen que en ese tiempo Arrupe afirmó: “Esa es mi mayor espina: yo quiero obedecer al Papa, pero sin dejar de ser fiel al Concilio”.

Después de dos años, Juan Pablo II permitió la reunión en la que resultó electo el P. Hans Kolvenbach, un holandés a quien todos califican de maneras suaves en la forma, pero sin dejar de ser duro en el fondo. La trayectoria de Kolvenbach resulta interesante: gran parte de su vida como sacerdote transcurrió en Asia y se especializó en cuestiones orientales y ecumenismo. Ha sido miembro de la comisión oficial mixta para el diálogo entre ortodoxos y católicos. Es un erudito en lenguas: habla ocho idiomas y ha tomado para sí recursos de aquellos lugares como la práctica del yoga y la meditación oriental, además del vegetarianismo. Los mismos periodistas lo califican de sumamente austero. Por ejemplo, registran que en Roma viaja en autobús junto a sus parroquianos. Kolvenbach logró reestablecer las relaciones con el Vaticano.

Posiblemente, en una semana más se designe al nuevo padre provincial, quien deberá ser “un hombre de Dios y de la Iglesia, del siglo XXI, con apertura internacional, buena salud y líder apostólico capaz de tomar decisiones”. Muchos esperan, yo me incluyo, que sea elegido alguno que provenga de un país desfavorecido.

Está totalmente prohibido hacer proselitismo. En nuevo superior habrá de ser elegido con al menos 110 votos. Su nombre no podrá ser dado a conocer hasta que el Papa Benedicto XVI lo apruebe.

Posteriormente, la reunión tocará temas importantes para la Compañía de Jesús, que se resolverán a través de procesos de discernimiento, así como se discutirá sobre temas relevantes para el mundo global. Me parece interesante que la ecología fue uno de los tópicos sobre el que se recibió mayor número de propuestas de todos los continentes, ya está completamente vinculado a la justicia. Resulta notorio que son los más desfavorecidos económicamente quienes normalmente son las víctimas de los desastres, que aparentemente son naturales, pero que en realidad se deben al descuido humano. Tenemos a la mano el ejemplo de Tabasco. Para los jesuitas españoles de Andalucía y Canarias, “la Compañía ni ha sido suficientemente profética ni se ha comprometido en tema tan importante para la suerte del planeta”.

Otro gran tema, en el mundo global de hoy, es el del diálogo interreligioso. Se acabaron las épocas de los conflictos y los distanciamientos por motivos religiosos. Hoy se entiende la importancia de tender puentes, para comprenderse y construir. La Compañía, junto a la Iglesia, apuesta por cuatro tipos de diálogo: el relativo a la vida personal, íntima, en que se comparten alegrías, penas, problemas y preocupaciones, desde la fe de cada persona; el de la acción, en que se colabora con otros cristianos para el desarrollo integral de sí mismos y de otros; el de la experiencia religiosa, en el que se comparten tradiciones, métodos, formas de oración y el del intercambio teológico, que busca profundizar en la riqueza de cada religión desde su propia tradición.

Por último, y no menos importante es la colaboración con los laicos en la misma misión. Se buscará clarificar, aún más, cómo se puede dar esta vinculación a distintos niveles, en contextos culturales y religiosos diversos, en aquéllos, incluso, en que no se comparte la espiritualidad. Se busca reflexionar sobre los fundamentos teológicos de esta colaboración. Es un signo de los tiempos el cambio en la Iglesia, de esa relación que en el pasado fue profundamente jerárquica. Esperamos que los jesuitas puedan dar luces al respecto.

Habrá que estar al pendiente de estos cambios, que querámoslo o no, tocan de alguna manera a nuestra vida cotidiana espiritual y religiosa. Indudablemente esta elección será un parteaguas para la Iglesia que se perfila en este siglo XXI.

lorellatrinidad@yahoo.com.mx

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