Sepultan en el panteón civil de San Lorenzo Tezonco, en Iztapalapa, al oriente de esta capital, los restos de Manuel Meza Campos “El Pipen”. (El Universal)
Fue conducido hasta el fondo del cementerio, ahí, donde desaparece el camino de concreto para convertirse en uno de tierra; directo a la tumba ubicada en el lote A-13, sin velación ni rezos; desde este domingo, el cuerpo de Juan Manuel Meza Campos alias “El Pipen” descansa en el Panteón Civil de San Lorenzo Tezonco en la delegación Iztapalapa.
Sin más presencia que la de su hermano Jesús Alberto Meza Campos y la de más de treinta reporteros, fotógrafos y camarógrafos de diferentes medios de comunicación, los restos del hombre de 48 años de edad que murió al explotar una bomba el 15 de febrero, en avenida Chapultepec, fueron finalmente enterrados a las 16:20 horas de ayer, luego de haber permanecido 16 días en el Servicio Médico Forense (Semefo)
“El Pipen”, originario de Veracruz, Veracruz, murió víctima de la bomba que estalló poco antes del presunto complot en el que a él se le implica para asesinar a Julio César Sánchez Amaya, director sectorial de la policía capitalina, identificado con el distintivo Pegaso, atentado que se vio frustrado por la detonación inesperada y adelantada del artefacto explosivo.
Ayer domingo desde temprano su hermano Jesús Alberto se trasladó desde su lugar de residencia en Cuautitlán Izcalli, estado de México para tramitar la entrega del cadáver de “El Pipen”.
“Me enteré de la muerte por los medios de comunicación… antes de llegar a reconocer el cuerpo de Juan Manuel, aún tenía las esperanzas que no fuera él”, expresó luego de corroborar que fue la prueba del ADN, la definitiva para la identificación.
Señaló que "El Pipen" era padre de cuatro hijos —dos señoritas, con estudios profesionales—, resultado de tres relaciones.
Jesús Alberto, comerciante de oficio, dijo que el último día en que vio con vida a su hermano fue hace casi 6 años —el 11 de abril—, durante el sepelio de la madre de ambos. Con la voz entrecortada y los ojos a punta de lágrima, externó que la imagen que le queda, “es la de un hombre amistoso, noble y amiguero, capaz de quitarse el alimento de la boca y dárselo a otros”.
Aseguró que reunido con sus sobrinos y sobrinas, así como con sus dos hermanas, decidieron no acudir al sepelio para evitar las consecuencias por las circunstancias en que murió Juan Manuel.
El único familiar que asistió al entierro de “El Pipen” abandonó el panteón a las 16:40 horas, no sin antes señalar que su hermano fue utilizado, pues no puede entender que cargara un objeto tan peligroso de esa forma. “Fue uno de los tantos peones que utilizan los grupos de la delincuencia, para mí nunca supo que traía eso”, recalcó.