Se están cerrando los tiempos para la definición de las candidaturas a las diputaciones locales para los atípicos comicios, próximos a realizarse en el mes de octubre en el estado de Coahuila. De los veinte distritos que habrán de disputarse, cinco de ellos corresponden a Torreón, y de ellos, tres estarán realmente en juego, ya que el distrito doce es propiedad priista, así como el noveno sin duda alguna será para Acción Nacional.
Cuando las definiciones se aproximan, aparecen movimientos de última hora, tal como históricamente lo ha acostumbrado el PRI, que ahora encuentra en el gobernador del estado, a su máximo e inapelable líder. Así las cosas, Humberto Moreira ha empezado ya a desplegar su estrategia para lograr la hegemonía de su poder, y aunque indiscutiblemente su grado de aceptación en el estado es muy alto, exceptuando Torreón donde sus notas no son ni con mucho malas, pero no a nivel del resto de la entidad, el desfiladero de alcaldes tricolores que han pedido licencia luce exagerado, porque ningún apostador metería un quinto a favor de que el gobernador perdería un ápice de su dominio.
Es tan abrumador su poder, que basta el ejemplo de lo sucedido a José de las Fuentes Jr., a quien le ordenaron dejar la Presidencia Municipal que él había obtenido a base de votos, y no es la alcaldía –con todo respeto- de Castaños, Nadadores, incluso San Pedro o Matamoros, sencillamente lo removieron del municipio más poblado de la entidad, la mismísima Saltillo capital, ¿Para la búsqueda de una diputación local? ¿Con miras a qué? Vaya, si alguien tiene duda de quién manda en Coahuila, que se sirva de ese ejemplo.
Por ello, y como en los viejos tiempos futboleros en los que las distancias eran tan grandes que no tenía caso ver un partido cuyo vencedor era anticipado, las elecciones para la renovación del Congreso local sólo toman interés en donde el PRI ha centrado su estrategia para tratar de estrangular al PAN en su último reducto: Torreón. Por ello han decidido guardar a su polémica figura Eduardo Olmos, a quien al asignarle el distrito doce caminará muy cómodo rumbo a su curul; en sentido contrario, Jaime Russek ha sido nominado para ser el único perdedor seguro en el distrito nueve, aquel que hoy calienta el panista Luis Gurza y que conquistó con una ventaja de más de diez mil votos, aunque Jaime esté contagiado de optimismo que las circunstancias le han dado.
Quedan entonces, el ocho, diez y once en real disputa. Esas tres diputaciones son ahora propiedad panista, merced en mucho del arrastre de Jorge Zermeño en Torreón, cuando hace ya casi tres años fue vapuleado en su competencia con el profesor Moreira, aunque en su ciudad logró conseguir el triunfo.
Las cosas son diferentes sin embargo, y no está claro quién vaya a ganarlas. Un cálculo conservador indica que el PRI efectivamente recuperará dos distritos más para su causa, dejando a los albiazules dos de veinte, o teniendo el PRI aquí 3 de 5, en vez del solitario distrito doce.
Los candidatos parecen ya estar claros por el lado del tricolor, con tres cartas disímbolas: Verónica Martínez, joven que rompe con el esquema tradicional de su partido, ya que su juventud la hace notoria; el ex alcalde Salomón Juan Marcos, quien por su carrera política goza según las encuestas de posicionamiento, además de contar con fortuna y el impulso que le quiere dar a la carrera política de su hijo Antonio; y Salvador Hernández Vélez, político de mera cepa priista. Eduardo Olmos y Jaime Russek completan la baraja, pero ellos tienen su destino previsto.
En el PAN habrá de celebrarse su asamblea en la que se obtienen las candidaturas, y será José Ángel quien mayoritariamente defina las mismas, aunque los cuadros que suenan son de bajo perfil, lo que le facilitará aún más la chamba a los de la casa de enfrente. Sin embargo, los movimientos y el manejo de las personas en el PRI, no dejan de sorprender, porque siguen demostrando en los hechos su histórica cultura.
