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El regreso del Nazas

Periférico

Arturo González González

En estos oscuros días de inseguridad pública y precariedad económica por los que atraviesa la región, muy pocas cosas generan tanta alegría colectiva como la reciente avenida del río Nazas. Quizá lo único que ha provocado un mayor nivel de entusiasmo en los últimos meses sea el campeonato del equipo de futbol Santos Laguna. En medio de ambos sucesos sólo nos encontramos con la cotidiana suma de las ocupaciones y preocupaciones de los habitantes de esta comarca.

El júbilo para nada es gratuito. En una región semidesértica en donde abunda el polvo y la sequedad y en donde los rayos del sol azotan la tierra con particular inclemencia durante el estío, el arribo de la corriente del Nazas refresca los ánimos de los osados pobladores que se aferran a vivir en medio de tanta hostilidad. Y si a esto se le suma que, de acuerdo con los reportes de la Comisión Nacional del Agua, la avenida del río contribuirá en buena medida a la recarga del sobreexplotado acuífero principal de La Laguna, el festejo, pues, no puede ser para menos.

Pero como en todo, hay sus inconvenientes. Esta primera semana de avenida ha dejado ya algunas afectaciones, tales como personas fallecidas por ahogamiento, inundaciones en sectores habitacionales, daños a la infraestructura urbana y contaminación de pozos de agua potable, sólo por mencionar las más relevantes.

Sin embargo, no resulta extraño que, por ejemplo, en los casos mencionados, la mayor responsabilidad recaiga de una u otra manera sobre las autoridades y algunos ciudadanos. Las autoridades por permitir y no prever, y los ciudadanos por minimizar los riesgos. Y digo que lo anterior no resulta extraño porque basta hacer un breve repaso de las anomalías que se han solapado en el cauce del río a lo largo de 16 años, luego de la anterior avenida del Nazas, para darnos cuenta de quién es la culpa.

Es aquí donde nos encontramos con que los tres niveles de Gobierno no sólo se han hecho de la vista gorda, sino que han contribuido activamente al deterioro del lecho del río. Ahí están las aguas residuales del Parque Industrial Lagunero vertidas durante años; la basura y el escombro depositado por empresas y habitantes como si de un tiradero se tratara; los asentamientos humanos irregulares y los establos instalados algunos sobre las márgenes y otros en el cauce, y el saqueo de arena y piedra llevado a cabo por las cribadoras.

No está nada mal, repito, que celebremos esta avenida del río, al contrario; pero también nos debe servir este acontecimiento para reflexionar acerca del mal trato que le hemos dado al que paradójicamente llamamos “el padre Nazas”. Y quienes tienen la obligación de poner el ejemplo son las autoridades, cumpliendo y haciendo valer la ley y no permitiendo más irregularidades y contaminación en el cauce del río.

Ojalá que cuando las aguas se filtren o se sequen, no volvamos a la irresponsabilidad e indolencia de siempre, y tenga que haber otra avenida para que nos acordemos del llamado “Nilo lagunero”. Hay que considerar que si en verdad queremos hacer de nuestra comarca una mejor región para vivir, deberíamos empezar por cuidar nuestro entorno natural y, sobre todo, aquellos símbolos —como lo es el Nazas— que tanto nos enorgullecen e identifican.

¿LA MEJOR POLICÍA

DEL NORTE?

Vaya semana que acaba de tener el alcalde José Ángel Pérez. En medio de la crisis de seguridad en la que se encuentra la Región Lagunera, la ciudad de Torreón se quedó prácticamente sin policías durante tres días, debido a la detención de más de una treintena de agentes municipales por parte de elementos federales, luego de la insólita manifestación de los primeros en el destacamento de los segundos.

Aunque al caso le falta mucho para cerrarse y todavía hay varias cosas por aclarar, las aguas parecen estar ya más tranquilas. Lo que sigue, entre otras cosas, es ver cómo le va a hacer el alcalde en medio de todo este escándalo para que su plan de que la Policía de Torreón sea la mejor del Norte del país no termine convirtiéndose en una quimera. Ahí está la duda.

argonzalez@elsiglodetorreon.com.mx

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