Se está llegando a la hora de la verdad en cuanto al rescate del Centro de la ciudad por parte de la Administración municipal actual, que de concretarse podrá apuntarse en la historia un segundo éxito, luego de haber conseguido una mejora sensible, aunque incompleta, del transporte público.
El plan tiene la primera fecha fatal el 24 de junio, que es el día marcado como límite para que los vendedores ambulantes actuales, se registren en un padrón que servirá para el sorteo de los nuevos puestos que serán ubicados en los arroyos de las calles Cepeda y Valdés Carrillo desde la avenida Juárez hasta el bulevar Revolución. Para ello, ya existe el acuerdo de Cabildo necesario para cancelar la circulación automotriz en dichas rúas, es decir, las dos cuadras que existen peatonales en el Centro de Torreón, en las mismas Valdés Carrillo y Cepeda, pero sólo entre Juárez e Hidalgo, se amplían en realidad un par de cuadras más a lo que se tiene de años atrás.
El proyecto contempla que el Municipio de Torreón ofrecerá a los ambulantes 340 módulos fabricados de aluminio que serán instalados en las áreas en donde la circulación será restringida, y se le dará el nombre de “Paseo Comercial Centro Histórico”.
Estas acciones se encuentran en el dictamen realizado por la Comisión de Comercio, Turismo y Fomento Económico en su sesión llevada a cabo el catorce de marzo pasado. En ella, se contiene toda la información general del proceso para poder contribuir al rescate del corazón histórico de la centenaria ciudad, que contempla un plazo aproximado de lo que resta del año para materializar todas las obras.
En resumidas cuentas, lo que se pretende es poder liberar del ambulantaje al Centro de Torreón en las avenidas que aún conservan el dinamismo comercial fuerte, como lo son la Juárez e Hildago, pero el costo es que la ciudad les regale a los comerciantes ambulantes nuevos puestos mucho más vistosos y estéticos, y concentrarlos en una zona de creación exclusiva para desalojarlos de sus puestos de costumbre.
¿Qué se gana con todo ello? Sin duda alguna que el retiro de las aceras invadidas por años por el comercio informal, dará un aspecto mucho mejor al primer cuadro de la ciudad.
Sin pretender minimizar el aspecto social de todas las fuentes de trabajo y de las familias que de manera honesta al fin y al cabo, encuentran ahí una actividad digna que les permite tener sustento, la realidad es que como en muchas áreas públicas de nuestra sociedad, el Centro es desmadre desde hace mucho tiempo. El aspecto de pueblote, la suciedad por doquier, los terribles olores, mucho es provocado por el surgimiento desordenado de los puestos comerciales callejeros.
Pero hay también la parte injusta del comercio establecido que paga impuestos, prestaciones sociales, servicios básicos, renta o el sacrificio del capital mismo para adquirir un inmueble para ofrecer sus servicios, se ven en desventaja con quien a través en su mayoría de presión política o compadrazgo, logra ofertar bienes eludiendo todas las obligaciones conducentes.
La solución no es sencilla, es plausible que el alcalde José Ángel Pérez quiera tomar el toro por los cuernos. Tampoco era sencillo enfrentar al pulpo camionero, y sin embargo va progresando con pasos concretos. Desafortunadamente, la creación del Paseo Comercial Centro Histórico, como está formulado, afectará desproporcionalmente a los comerciantes establecidos en las calles Cepeda y Valdés Carrillo, que han declarado que están prestos para defenderse legalmente de las intenciones de instalarles a los informarles frente a ellos.
Valdrá la pena que Pérez sopese muy bien la forma del proyecto, porque el fondo es loable. Hay que hacer votos para que el alcalde sea bien aconsejado por su almohada, porque es sabido que escuchar no es su principal virtud.
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