Los medios han hecho pública una grabación en la que Andrés Manuel López Obrador califica el debate parlamentario como “pura vacilada”, porque para él lo más importante “es que ganamos en tiempo, pero lo ganamos no por la negociación, lo ganamos porque tomamos la tribuna. Lo importante no es el debate, es lo que sucederá después”, les dijo a los líderes de las bancadas de los partidos que integran el FAP. Dejó en claro que su objetivo no pasa por el debatir y negarse a ello es simplemente un medio para paralizar al Gobierno y al Congreso, complicando el siguiente periodo ordinario de sesiones.
Mucho se ha escrito sobre las intenciones de AMLO cuando sus huestes clausuraron el Congreso, sin embargo, sus intenciones recibieron una prueba fehaciente gracias a la grabación proporcionada por un correligionario suyo a El Universal.
Para todos está claro que a AMLO no le interesa llegar a acuerdos y consensos por la vía del diálogo, sino que su plan es poner en jaque las instituciones, “al diablo con ellas”, como tantas veces lo dijo después del 2 de julio de 2006.
Rechazar toda negociación es una estrategia que le sirve por dos vías. Por una parte, paraliza al Gobierno y por la otra, no acepta debatir la reforma de Pemex en un periodo extraordinario del Congreso. Al tiempo que se mantiene firme en la toma de las tribunas hasta llegar al primero de septiembre, evitando que se instale el periodo ordinario. López Obrador se prepara para las elecciones de diputados en 2009.
El tema de la reforma de Pemex poco le interesa por ahora a López Obrador Hace tiempo le señaló a uno de los suyos “que eso se arreglaría cuando estemos en el poder”. En realidad AMLO, autoritario que es, lo único que le interesa es imponerse a través de la intolerancia, lo mismo que ha hecho dentro del mismo PRD, sin importarle la fragmentación de su propio partido.
La imposición de Alejandro Encinas, candidato afín a sus propuestas declarándolo ganador aún faltando más del 40% del cómputo de los votos, haciendo caso omiso de los estatutos y reglamentos internos de su partido, es otro ejemplo más de su peligrosa tozudez.
Y en todo esto vuelve aparecer el López Obrador que vimos durante la campaña presidencial. El mismo que manipula, engaña y traiciona con un gran cinismo y que califica de traidores a los que no están con él.
Hoy, el grupo de los “Chuchos” en el Congreso está por la vigencia de las instituciones. Lo ha dicho el senador Navarrete: “yo sí creo en la vía parlamentaria, no creo que el debate político sea una pérdida de tiempo, no creo que podamos transformar al país así. Debatamos”.
Ahora que Andrés Manuel López Obrador sabe que en las filas del PRD lo han exhibido con una grabación, dirá que sacaron de contexto sus comentarios o que es una grabación falsificada. En realidad lo único que quiere es tiempo para desestabilizar a la Nación y dar al traste con nuestras instituciones democráticas que tantas décadas de sacrificios y luchas nos han costado y tronar desde ahora las próximas elecciones de diputados federales.
Entre más pronto el Congreso empiece el debate de la reforma de Pemex, más pronto contrarrestaremos la intención de AMLO para secuestrarnos a todos. Sus huestes sólo esperan una orden suya para romper los cauces de la civilidad y de la democracia.
Coyoacán, abril,2008.
juliofelipefaesler@yahoo.com