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El Síndrome de Esquilo

Por Vicente Alfonso

Alí Chumacero, 90 años

El pasado martes, como parte de las festividades que comprenden un homenaje nacional al poeta, el Fondo de Cultura Económica inauguró la Librería Alí Chumacero en la Terminal II del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. La figura de don Alí es fundamental para la literatura mexicana no sólo por su breve pero sólida obra como poeta, también por su labor como editor.

Además lo caracterizan su corrosivo sentido del humor. El pasado nueve de julio, día en que cumplió noventa años, aseguró que veía en el futuro que moriría a los quinientos años… apuñalado por un marido celoso.

Es también célebre el apego que siente por su biblioteca personal de 40 mil volúmenes, que él mismo ha definido como “una de las mejor surtidas y menos leídas de México”.

Originario de Acaponeta, Nayarit, Alí Chumacero vive desde 1937 en la Ciudad de México. Es autor de tres poemarios: Páramo de Sueños (1940), Imágenes Desterradas (1948) y Palabras en Reposo (1956), además de un buen número de ensayos.

Perteneció además al grupo de la revista Tierra Nueva (1940-1942), de la que fue codirector. Fue director ocasional de Letras de México, redactor de El Hijo Pródigo y de México en la Cultura, suplemento del periódico Novedades, y becario de El Colegio de México (1952) y del Centro Mexicano de Escritores (1952-1953).

Es académico de la lengua desde 1964. Ha recibido el Premio Xavier Villaurrutia (1984), el Premio Internacional Alfonso Reyes (1986), el Premio Nacional de Ciencias y Artes (1987), el Premio Estatal de Literatura Amado Nervo (1993) y el Premio Belisario Domínguez (1996).

Tuve ocasión de entrevistar a Chumacero hace algunos meses. Transcribo aquí algunos de los fragmentos de aquella conversación. Lo primero que se me ocurrió preguntarle es si en un país de pocos lectores, como es México, la poesía corría riesgos. Con su vozarrón respondió que “en manos de los poetas jóvenes, la continuidad de la poesía mexicana estaba absolutamente garantizada”.

El escritor nayarita me habló entonces del avance de las nuevas generaciones de poetas mexicanos: “Creo que todavía están forjándose los muchachos y lo están haciendo muy bien. Hay por lo menos una veintena de ellos que están ya preparados para dar el gran salto y ser grandes poetas. La continuidad de la poesía está absolutamente garantizada en manos de ellos.

“En el México del Siglo XXI la poesía sirve absolutamente para nada”, dijo en esa ocasión el autor de Páramo de Sueños, señalando que lo hermoso de la práctica poética es “que no enriquece siquiera al poeta; es un juego, una forma de afirmarse uno mismo, una forma de considerarse un ser humano.

“Sin arte el hombre no es completo: requiere tener siempre algo de arte, y no estoy hablando sólo de arte exquisito. Me refiero a cualquier forma de arte. Sólo los animales no tienen arte”. Por último, deseó “que la continuidad de la poesía no tenga intermitencias” sino que avance a un ritmo cada vez más acelerado.

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Vicente_alfonso@yahoo.com.mx

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