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El submarino verde

Jaque mate

Sergio Sarmiento

“Todos vivimos en un submarino amarillo”.

Lennon y McCartney

La rentabilidad del negocio incentiva el ingenio de los narcotraficantes. Este 16 de julio la Secretaría de Marina detectó y detuvo lo que llamó un “minisubmarino” con varias toneladas de droga cerca de la costa de Salina Cruz, Oaxaca. Cuatro tripulantes colombianos fueron arrestados. Dijeron que los habían secuestrado y obligado a conducir la embarcación sin decirles lo que contenía. A cada uno le pagarían 500 dólares que se entregarían a sus familias en Colombia.

Las imágenes que se han difundido nos muestran una embarcación que deja una parte muy pequeña en la superficie y que esconde bajo el agua buena parte de su volumen.

A pesar de que el submarino estaba pintado de verde y no de amarillo, la noticia generó de inmediato referencias en los medios de comunicación a “Yellow Submarine”, la canción escrita por Paul McCartney pero registrada, como tantas obras de los Beatles, bajo su nombre y el de John Lennon. Una de las características de esta pieza es que era cantada por Ringo Star, el baterista del grupo, cuyo rango de voz era muy limitado. Lejos de significar una limitación musical, este limitado rango de voz le daba a la canción una textura especial que fue sin duda parte de su éxito.

Al ver las fotos del submarino verde recordé el gran debate que se registró en 1966 en torno a la letra de “Yellow Submarine”. Los gurús de los medios insistieron en ese entonces que “el viaje en el submarino amarillo” al “mar de verde” era una alegoría sobre el uso de drogas. McCartney siempre negó que tal hubiera sido el sentido de la canción, como Lennon lo hizo en el caso de “Lucy in the Sky with Diamonds”, y afirmó que la letra era un simple juego de palabras que se le había ocurrido. Surgieron también historias según las cuales el submarino amarillo era un alucinógeno que se elaboraba raspando la cáscara de un plátano. Nadie que yo sepa, sin embargo, pudo nunca fabricar una droga con tal material.

El submarino verde capturado por la Armada de México cerca de la costa de Oaxaca es muy distinto, por supuesto, al que imaginó McCartney en 1966. No tiene el periscopio característico del submarino de la película Yellow Sumbarine de los Beatles. Se trata de una embarcación que puede sumergirse sólo durante periodos cortos. Cuando está en la superficie, esconde la mayor parte de su cuerpo y por lo tanto de su carga debajo del agua. Estos navíos resultan muy difíciles de detectar.

Aun así, este submarino fue aparentemente registrado por un avión de la Armada cuando cargaba combustible en aguas internacionales. Fue así posible esperarlo y detenerlo con su pequeña tripulación. Si bien el submarino no ha sido descargado, se estima que transportaba siete toneladas de cocaína. Si la cifra resulta cierta, la captura sería un golpe realmente importante contra el narco.

Supongo que si la Armada de México, con sus escasos recursos y la enorme extensión de mar que debe vigilar, encontró este semisumergible, es porque muchas otras embarcaciones de esta naturaleza deben haber estado transitando las aguas de nuestro país desde hace tiempo. La relación entre el costo de un navío de este tipo y la carga transportada es muy favorable si se compara con la de un avión. Pero la capacidad de los equipos de detección aérea de México y de los Estados Unidos es tan fuerte ahora que es difícil que cualquier vuelo, incluso de un avión pequeño, pase sin ser detectado por territorio mexicano.

Ahora bien, sin importar los esfuerzos que se hagan para detenerlos, los narcotraficantes están siempre innovando. Después de todo, su negocio es uno de los más rentables del mundo. Construir uno de estos minisubmarinos y pagar 500 dólares cada uno a cuatro pescadores o campesinos es un costo muy pequeño en comparación con la utilidad que se puede obtener con siete toneladas de cocaína. Y el riesgo para los inversionistas es muy pequeño. Lo más probable es que, efectivamente, los cuatro colombianos capturados no sepan quién pagó la operación.

Aun si la Armada de México y la Guardia Costera de los Estados Unidos lograran realmente cerrar la nueva puerta para la importación de droga que representan estos semisumergibles, lo más probable es que el ingenio de los narcotraficantes llevará pronto a nuevos y sorprendentes vehículos de transporte de esta mercancía. Pero quizá ni siquiera esto sea necesario.

La producción de marihuana y de drogas sintéticas en Estados Unidos ha venido aumentando de manera exponencial. Las variedades de cannabis que se cultivan en casas y apartamentos en la Unión Americana, con lámparas infrarrojas y técnicas de hidroponía, tienen ya hoy una mayor potencia que las variedades que se pueden cultivar al aire libre en nuestro país. Pero nunca habrá el mismo énfasis en perseguir a productores estadounidenses que a transportadores mexicanos.

De hecho, no me sorprendería que pronto alguien llegara realmente a producir una droga de las cáscaras de plátano en laboratorios estadounidenses. En este momento los submarinos amarillos dejarán definitivamente obsoletos a los verdes.

EL VECINO

La estrategia es castigar a inocentes. Ayer los trabajadores de una estética protestaron por la expropiación del inmueble en que se encontraba la discoteca News Divine. La estética fue expropiada porque ocupaba un local en el mismo edificio en que se encontraba el centro de diversión. Marcelo Ebrard diría: que se cuiden de quien escogen como vecinos.

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