Todos los tés son producto de la misma planta, pero tienen nombres y sabores distintos.
El té es la bebida asiática por excelencia y toda una costumbre en Inglaterra; para unos, el tomarlo es todo un ritual y para otros simple gusto o afición.
Aunque el té aún no se ha posicionado completamente en México, ya hay lugares del país donde se está convirtiendo en moda. No sólo se toman el té verde o el negro sino que se pueden degustar cientos de mezclas que tienen como base esta planta oriental.
En el país se le suele llamar té a toda hierba, flor, raíz o especia que se hierve para dar sabor a una bebida, lo cual es un error.
El té sólo puede provenir de una planta llamada camellia sinensis que crece en Asia. Lo que se conoce como ‘té de manzanilla’, ‘de canela’, ‘de yerbabuena’ son en realidad infusiones porque no provienen de la planta del té sino de otras.
Aunque hay una gran variedad de tés, las cuatro principales clasificaciones son el blanco, olong, verde y negro.
Todos los tés son producto de la misma planta, pero tienen nombres y sabores distintos por el grado de oxidación y de procesos por los que pasan para su elaboración.
Té blanco
Es el menos procesado, ya que sólo se recolectan las hojas de la planta, se seca y se sirve.
Té verde
Se retira tras la primera fase de secado de la hojas que después son tostadas, pero sin dejar que éstas se oxiden. Es de color claro, aromático y de sabor astringente, amargo y áspero. El que se prepara en Japón tiene un sabor más vegetal (a espinacas o acelgas), y el chino tiene un toque avellandado.
Té negro
Toma ese color por el grado de oxidación, pero también de éste hay una gran variedad. En Europa suelen agregarle leche, y saborizarlos con otras hierbas, especias o frutas.
El té de olong
Está entre el verde y el negro, se produce en medio del proceso de fermentación del té negro; se escaldan las hojas y se obtiene un producto especialmente fuerte, elaborado y consumido sólo en China.
Realizar las mezclas de diferentes aromas del té para obtener bebidas de sabor especial es el trabajo de un blender, que usa su fino gusto y desarrollados sentidos para la elaboración de nuevos y deliciosas variedades. Su labor es semejante a la de un perfumista, un catador o un barista.
Todos los tés son importados porque la planta no crece en América. Recientemente intentaron plantarla en Sudamérica, pero la hoja no obtuvo un sabor tan bueno como los de China, que es el mayor productor de té.