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El tolerante

JAQUE MATE

Sergio Sarmiento

“Aceptemos que una de las reglas de la democracia es la tolerancia y la pluralidad.”

Carlos Abascal

Nadie podría haber acusado a Carlos Abascal de ser políticamente correcto. Sus declaraciones le generaron muchas veces cuestionamientos, burlas e insultos de las clases intelectuales.

Abascal era hijo de Salvador Abascal Infante, fundador de la Unión Nacional Sinarquista, que se oponía a la educación socialista impulsada por Lázaro Cárdenas. Trabajó de mensajero en Aseguradora Insurgentes y ascendió hasta ocupar la dirección general de la empresa. Desde la presidencia de la Coparmex, llegó a un acuerdo con el líder sindical Fidel Velázquez para construir una nueva cultura laboral en el país. Cuando Vicente Fox lo nombró secretario del Trabajo, se le acusó de ser intransigente, derechista y católico.

En diciembre de 2000, cuando nombró a sus principales colaboradores en la Secretaría del Trabajo, se le cuestionó por haber encomendado a los trabajadores de México a la Virgen de Guadalupe. El 15 de marzo de 2001, Día Internacional se la Mujer, su subsecretario Rafael Estrada leyó un discurso firmado por él que decía: “En las estructuras políticas, públicas y económicas, el reto de la mujer será aportar su genio femenino en su desempeño y no masculinizándose… Una verdadera promoción de la mujer exige de la sociedad una revalorización y un reconocimiento particular de las tareas maternas y familiares”. Estas palabras fueron interpretadas como un intento, que él negó, por excluir a la mujer del mundo laboral.

Una nueva andanada de cuestionamientos provocó en abril de 2001 la revelación de que había protestado ante la escuela de su hija Luz, de tercer año de secundaria, por la asignación de Aura de Carlos Fuentes como material de lectura. El párrafo que objetaba decía: “Felipe, caes sobre el cuerpo desnudo de Aura, sobre sus brazos abiertos, extendidos de un extremo al otro de la cama, igual que el Cristo negro que cuelga del muro de su faldón de seda escarlata, sus rodillas abiertas, su costado herido, su corona de brezos montada sobre la peluca negra, enmarañada, entreverada con lentejuela de plata. Aura se abrirá como un altar…” La directora de la escuela, el Instituto Félix de Jesús Rougier, levantó un acta administrativa a la maestra, Georgina Rábago, por “ir contra los valores éticos y morales del colegio”. La profesora dejó de presentarse a clases e inició un juicio laboral contra la escuela.

Lejos de esconderse de los medios, Abascal dio la cara en presentaciones públicas y entrevistas. “Tacharme de inquisidor y de censor, cuando yo estoy dando muestra de esta apertura y de esta búsqueda de unidad en lo esencial, simplemente es injusto”, le dijo a Reforma en una entrevista publicada el 19 de abril. Sobre su protesta por la asignación de Aura como lectura a su hija, señaló simplemente: “Actué como padre de familia”.

Había buenas razones para pensar que este hombre acusado de intransigente sería un pésimo secretario del Trabajo. Yo mismo sugerí que lo mejor para el Gobierno de Fox era pedirle la renuncia. Pero Abascal sorprendió a propios y extraños. Se involucró personalmente en las negociaciones laborales y con frecuencia convenció a los patrones de ofrecer un poco más. Los salarios contractuales aumentaron en términos reales, a pesar del estancamiento económico de los tres primeros años de Gobierno de Fox, y las huelgas se redujeron a un mínimo. Con los sindicatos negoció una reforma laboral que se ha quedado desde entonces en la congeladora del Congreso.

Fox lo nombró secretario de Gobernación el 2 de junio de 2005, cuando Santiago Creel dejó el cargo para buscar la Presidencia de la República. Una vez más Abascal sorprendió por privilegiar el diálogo ante la fuerza. En el conflicto de Oaxaca de 2006, por ejemplo, fue siempre la voz que recomendaba cautela y diálogo ante quienes exigían el uso de la fuerza pública para liberar la ciudad.

Abascal y yo proveníamos de dos mundos distintos: él, del sinarquismo y el catolicismo; yo, del socialismo agnóstico del exilio español. Cuando estalló el escándalo sobre Aura publiqué, el 4 de mayo de 2001, un artículo titulado “Libro inmoral” en que planteaba que el texto que había que prohibir por sus pasajes obscenos era la Biblia y procedí a citar varios pasajes para demostrarlo. El propio Abascal me diría después que se había sentido personalmente herido por mi texto.

Hoy reconozco que Abascal nos dio a todos una lección. Al final fue más abierto y tolerante que muchos de quienes lo criticamos. Sí, es verdad, que nuestras ideas eran diferentes, pero la tolerancia se debe tener precisamente ante quienes piensan distinto que nosotros.

RENOVACIONES

Ha sido valiente el senador priista Manlio Fabio Beltrones al promover una iniciativa que permitiría a las emisoras de radio y televisión renovar sus concesiones sin necesidad de una nueva licitación, como exige la Suprema Corte. Nadie va a invertir en el largo plazo en estas concesiones si hay que licitar por ellas constantemente. En ningún país del mundo se obliga a la licitación permanente por las emisoras, ni ninguna otra concesión en México tiene este requisito. Yo reconozco mi interés de parte, ya que colaboro con empresas de radio y televisión, pero es absurdo que tengamos un sistema que castiga la inversión de largo plazo.

www.sergiosarmiento.com

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