La filosofía que encierran las frases del ex gobernador del estado de Durango que dice haber trabajado por muchos años como productor de maíz y frijol, mereciendo, por ello el ser apoyado con recursos que proporciona Procampo, fundado en que lo ha hecho para que la gente tenga para comer, “por que si no hay qué comprar se puede morir de hambre”, es digna de un tratado que bien pudo firmar el filósofo griego Tales de Mileto, (nació hacia el 639 a. de J. C.). En interviú que hizo a Maximiliano Silerio Esparza, la estupenda reportera Citlalli Zoé Sánchez, este reconoce que también ha recibido apoyos de Procampo porque se los merece y porque le corresponden de acuerdo a la Ley. Si recibió el subsidio federal, es para que la gente tenga qué comer. Se presume, que en esas condiciones, el total de su producción, es entregado a familias necesitadas. Es una actividad patriótica, agrega, la que realiza. Lo que no queda claro es si la superficie elegible excede o no los límites de la pequeña propiedad y si está inscrito en el Directorio de Procampo cumpliendo con los requisitos necesarios para el otorgamiento del apoyo.
La realidad es que se estableció el programa de apoyos directos al campo denominado Procampo buscando que los pequeños propietarios, a los que difícilmente se les otorgan créditos tuvieran dinero suficiente para sembrar maíz, frijol, trigo, arroz, sorgo, soya, algodón, cártamos y cebada. La reportera planteó al entrevistado la pregunta de si los subsidios no deberían ser para los más pobres a lo que aquél le refutó indicando que en la agricultura los insumos son muy caros, como los fertilizantes, las semillas, los pesticidas, los insecticidas, el diesel. La contestación fue sesgada concretándose a señalar que para hacer producir la tierra se requieren subsidios aun mayores a los autorizados, dejando sentado lo ya dicho de que se cree merecer el subsidio que da el Gobierno por conducto de la dependencia dado que ha venido trabajando en la producción agraria desde varios años atrás. Nada dijo acerca de que los apoyos se crearon para elevar el nivel de vida de las familias rurales más pobres y si él es uno de esos desvalidos.
Se instrumentó el sistema para mejorar el nivel de ingreso de los agricultores rurales que destinaban su producción al autoconsumo, encontrándose en condiciones de desigualdad frente a quienes comercializaban sus cosechas en el mercado obteniendo ganancias. Por lo tanto es procedente concluir que el razonamiento de la periodista Citlalli es correcto: los subsidios que entrega Procampo están destinados a quienes cultivan la tierra que por su miseria han tenido que venir consumiendo para sí mismos lo poco que producen. La pobreza es proverbial en el campo mexicano. Pueblos enteros han sido abandonados para emigrar a las grandes ciudades o ir a probar fortuna en el país del Norte; se van los jóvenes, se desintegran familias y se quedan los viejos. Es indudable que no se compara con la riqueza que a simple vista se observa en la propiedad del ex gobernador. Si usted va por allí, de inmediato denota la prosperidad. Puede inferirse que la inversión que se ha aplicado en esa heredad es cuantiosa. Si alguien en el estado de Durango no requiere subvención de Procampo es el rancho “Las Águilas”, que todo indica ha sido tocado por Midas, rey legendario de Frigia, que personifica el ansia de riqueza.
El pueblo nunca se equivoca, tiene siempre un certero juicio de la verdad, pues por la boca del pueblo habla Dios. La lección es fácil de comprender, quienes atesoran con avaricia sin importarles la desgracia de los demás están condenados a volverse esclavos de su patrimonio, mal o bien adquirido. Bienaventurados los pobres por que ellos serán recompensados en el reino de los cielos. En fin, según este columnista tienen razón quienes aseguran que no es moral acceder al programa si no se es un campesino con capital limitado. Lo que argumenta el ex gobernador Silerio Esparza no tiene pies ni cabeza pues el sólo hecho de trabajar la tierra no es suficiente para que se le conceda el apoyo con base en el decreto que creó a Procampo. Entiéndase bien, es para campesinos menesterosos, no para quien hace un buen rato ha resuelto, con creces, su situación económica. Vaya tupé el de este señor.