Si 2008 fue para el alcalde de Torreón, José Ángel Pérez, un año problemático, el que viene pinta para que sea por lo menos igual, si no es que más. El año que está por terminar trajo varios conflictos a la Administración municipal, entre ellos sin duda destaca el escándalo en el que se vio inmersa la Policía Municipal, cuando varios de sus agentes fueron detenidos por elementos de la Policía Federal bajo la acusación de tener nexos con criminales. Debido a lo anterior, varias personas pasaron por la Dirección de Seguridad Pública y actualmente la corporación está en un proceso de reestructuración.
Por otra parte, las quejas contra el ayuntamiento por la falta de control vial en los alrededores de la gran cantidad de obras públicas que se realiza en toda la ciudad se incrementaron, así como las denuncias por fallas en servicios públicos, como el alumbrado. La prácticamente nula llegada de nuevas inversiones al municipio es otro de los asuntos que dejan mal parada a la Administración municipal.
En lo político, el golpe más duro para José Ángel Pérez fue la derrota absoluta de su partido, Acción Nacional, en las elecciones para renovar al Congreso del Estado. El PAN perdió los cinco distritos de Torreón, incluso aquéllos en los que no cedía desde hace una década. Para muchos, el resultado de la elección fue una especie de calificación a la gestión del alcalde.
Para 2009, el panorama también se visualiza complicado y lleno de retos para el presidente municipal. Por una parte está la crisis económica mundial, que según los analistas se agudizará el año que entra, y la creciente ola delictiva que azota desde hace años a todo el país. Por otra, están los pendientes que aún tiene el alcalde en su lista de compromisos con la ciudadanía.
Entre estos últimos, habría que destacar los siguientes: las obras viales inconclusas y las que no han comenzado; el remozamiento del Centro Histórico y la reubicación de los ambulantes; el fortalecimiento de la Policía y la disminución de los niveles de inseguridad; el mejoramiento de los servicios públicos, y la conclusión del proceso de modernización del transporte.
El año que está por comenzar representa la última oportunidad para José Ángel Pérez para reivindicarse con un amplio sector de la ciudadanía de Torreón que no aprueba su gestión; aunque se antoja difícil que lo pueda hacer si, como ya lo dejó entrever, probablemente no va a llegar a su cuarto informe porque quiere “saltar” a una diputación. El alcalde debe entender que, además de lo que espera aún la ciudadanía de él como autoridad en el último año del cuatrienio, su futuro político depende en gran medida del nivel de aprobación que de aquélla obtenga. El llamado “año de hidalgo” nada fácil se ve para el presidente municipal.