¿El campeonato mexicano es competitivo o francamente mediocre? La respuesta es una cuestión de enfoques. Porque, mire usted, vaya que es parejo, pues un equipo que una semana está para campeón a la otra lo golean o queda eliminado en forma absurda o circunstancial y los muertos resucitan con una facilidad tal que el libreto podría sacarse de alguna cinta sesentera como “El Santo Vs. Las momias de Guanajuato”.
También es emocionante porque frecuentemente se llega a la última semana con el grueso de los equipos con posibilidades de calificar y para botón de muestra el América, con una temporada pa’l gato y buscando algo de lo perdido en tierras aguascalentenses, que, por cierto, no encontró.
Yo creo que nuestro torneo es competido pero no competitivo pues en este término se engloba la búsqueda de la excelencia y eso, en el medio futbolístico, no existe.
Prácticamente ningún equipo juega a tope las 17 jornadas, sabedores de que la simple calificación a la liguilla les salva la temporada y de paso la chamba, y como otro botoncito está el desmesurado festejo de Tigres y su agónico pase a la fiesta a costillas de un cuadro con etiqueta de favorito, por el cierre sensacional como Monarcas, y que a la postre quedó fuera.
El superliderato se parece a aquella quinceañera fea y gorda con la que nadie quiere tratos pero como es su fiesta, es a fuerza bailar con ella, y como tercer bonete demostrativo está la escasa lucha que hicieron los involucrados por tener ese dudoso honor.
Pumas fue a Monterrey deseando con toda el alma no tener que ganar el partido y verse en la penosa necesidad de colgarse la etiqueta de favorito. Atlante se metió a Torreón buscando desesperadamente un empate y lo logró para así evitar subir a la cima, y San Luis, aunque perdió, no le quedó más remedio que asumir el rol protagónico del mejor equipo en la fase regular, por lo menos en cuanto a números.
Toluca aceleró al final y se metió hasta el segundo lugar general lo que lo convierte en serio aspirante a la corona; cosas de la vida y de nuestro querido futbol, hace unas semanas se pedía su cabeza y hoy es un genio.
El campeón defensor se metió por la puerta de atrás y con una racha negativa sin victoria en los últimos cuatro partidos pero, como se dice en el boxeo, con el campeón hasta que pierda.
Atlante está, con todo merecimiento, en esta etapa pese a lo reducido del plantel, y Cruz Azul, que da de cal y de arena, puede ejercer su paternidad sobre Pumas.
¡Aguas con Tigres! Manuel Lapuente es un viejo lobo de mar y los puede explotar al máximo, y cuidado también con Tecos, que pueden ser campeones a pesar de Miguel Herrera.
En fin, el tema es el eterno enfoque entre el vaso medio lleno o medio vacío. Para mí es un sistema que prohija la mediocridad pero que resulta emocionante. Así que, ¡a divertirse!
