Como en todo asunto que genera controversia, hay una variedad de puntos de vista, todos válidos y respetables. No fue la excepción en el caso del video en que aparecen directivos de Seguridad Pública de Torreón con una bailarina desnuda en una fiesta.
Decenas de correos llegaron a esta redacción, muchos de ellos cuestionando la prominencia de la nota cuando la fiesta era privada, los jefes policiacos estaban fuera de servicio y el video fue grabado sin su consentimiento.
Hay varios puntos que quisiéramos notar y que rigieron la toma de decisiones para establecer la importancia de la nota.
Primero, que se trataba de jefes policiacos que deben establecer un ejemplo de conducta. Cierto, la fiesta era privada, pero su descuido al ser sorprendidos por una grabación, al parecer de un celular, es cuestionable cuando se trata de los encargados de la seguridad de la ciudad.
La filtración del video también echa dudas sobre la discreción en la corporación, debido a que no es la primera vez que sucede, pues está el antecedente de grabaciones que daban pie a sospechar de un fraude en la adquisición de equipo.
Segundo, que en estos momentos en que la seguridad pública es uno de los temas más relevantes, si no el que más, en la agenda nacional, el video de jefes policiacos festejando y bebiendo con una bailarina desnuda llama poderosamente la atención, lo cual provocó que el video fuera objeto de cobertura en medios nacionales.
Este punto es relevante pues puso a Torreón bajo los reflectores nacionales de una forma que se ha visto pocas veces, y no precisamente bajo una luz favorable. Es decir, los medios hablaban de Torreón, pero lo hacían resaltando el ridículo.
Otro punto es que el video configura el inicio de una “guerra sucia” en este año electoral, aunque en el tema de la seguridad, el deterioro de ésta en el último año tiene poco que ver con la conducta personal de los policías y va mucho más allá de lo que puede hacer la Policía Municipal.
Una campaña de golpes bajos denigrará el discurso político rumbo a las elecciones legislativas locales, lo cual debe ser condenado, como ya lo fue por distintos sectores de la sociedad.
Pero eso no significa que el video no sea relevante, sino que es algo que la sociedad debe conocer para juzgar mejor a sus autoridades.