Hoy ya nadie discute la alianza del Partido Nueva Alianza (brazo político electoral de la presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo) y el Partido Acción Nacional en las elecciones de 2006; el análisis de los resultados electorales, así como los privilegios y las posiciones en el Gabinete que le ha entregado (o preservado) el presidente Felipe Calderón a su máxima dirigente, confirman que el presidente le debe una parte indispensable de sus votos a la operación de la Maestra.
Las posiciones que el presidente Calderón le cedió a Gordillo son estratégicas y clave para incrementar su poder económico y político, ya que unas (Lotería Nacional y Fovissste) manejan cuantiosas cantidades de dinero; y otras (la Subsecretaría de Educación Básica y el ISSSTE) participan en la decisión y ejecución de políticas clave para el magisterio nacional. Las eligió estratégicamente para apuntalar desde las mismas su liderazgo y poder en el Sindicato y la política nacional.
Precisamente por que su poder es producto de una estrategia cuidadosa y bien diseñada y no obra de la casualidad, llama la atención los excesos y los errores de implementación de algunas de las medidas. Y, por otro lado, aunque la rentabilidad electoral de la alianza PAN-Panal es indiscutible, la política sí lo es y, por lo mismo, sorprende que sea el mismo blanquiazul el que busque un nuevo acuerdo electoral con Gordillo, pues todo indica que el desgaste y el costo para el Gobierno que encabeza Calderón son muy altos.
Más allá de las bondades, limitaciones y simulaciones de la Alianza por la Calidad de la Educación es un hecho que su implementación tiene hoy un alto costo para el Gobierno y el SNTE, pues las resistencias y protestas (con mayor o menor intensidad y de muy diversa índole, pues en unas entidades simplemente no aplicaron el examen; en otras, son las mismas autoridades las que asumen la resistencia pasiva; y, en otras más, como Morelos, son los maestros los que se rebelan) se presentan en casi la tercera parte de las entidades del país.
Aunque las autoridades educativas nacionales reiteren una y otra vez que no hay un paso atrás y el Consejo Nacional del SNTE ratifique en todos sus puntos la Alianza, lo cierto es que los obstáculos y dificultades para generalizar su aplicación y obtener sus beneficios son cada vez mayores y las posibilidades de éxito no parecen muy altas. Y es evidente que los problemas son de cálculo e implementación, es decir, no se previeron las reacciones y resistencias ni se realizó la operación política necesaria para desactivar o aislar los focos de insurrección. Hoy la alternativa es reprimir y sofocar las protestas, lo cual simplemente impacta las manifestaciones del problema, pero no garantiza la viabilidad de la Alianza.
Y, desde luego, sorprende que precisamente cuando las protestas magisteriales dominan la agenda pública, casi como desafío y muestra de insensibilidad, la Maestra se enorgullezca de entregarles a cada uno de los 59 dirigentes seccionales del SNTE una camioneta Hummer, para su uso personal. Desde luego, que el sindicato debe proporcionar a los dirigentes los instrumentos y equipo necesario para el adecuado cumplimiento de sus responsabilidades como tales y, que dentro de éstos, se encuentre un vehículo para transportarse, pero difícilmente se puede justificar uno de lujo y de costo tan elevado.
Alguien fue lo suficientemente prudente para recomendarle que enmendara su error y ahora pretenden utilizarlo para promover el compromiso del SNTE con la Alianza y para lanzar una crítica a la mala asignación del presupuesto federal. Así tratan de hacer de la necesidad, virtud y capitalizar el error inicial, en una forma de promoción y crítica; pero lo cierto es que ya despilfarraron el dinero de los trabajadores en la compra de autos de lujo, pues es de sobra conocido que en el momento en que un auto sale de la agencia pierde un porcentaje importante de su valor y más hoy, que nadie quiere comprar un vehículo ostentoso por la inseguridad que genera para el propietario y el conductor. Así que al menos que le vendan todos los boletos a la delincuencia organizada, difícilmente obtendrán utilidades del mentado sorteo.
Este par de errores (que contrastan con la eficacia electoral y de posicionamiento estratégico en el Gabinete) enfurecen a la base magisterial, disgustan a la población en general y dañan al Gobierno Federal.
Y, por lo mismo, sorprende que la dirigencia panista muestre la misma insensibilidad que la Maestra y se disponga a negociar un acuerdo electoral con el Panal. Es incuestionable que la decisión del partido de la Maestra será crucial para el resultado electoral en algunas de las seis entidades que renuevan su gubernatura en 2009 (Campeche, Colima, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora), pero eso no justifica reforzar una alianza que en el ejercicio del Gobierno resulta muy costosa.
Todo hace suponer que el presidente Calderón conoce las negociaciones y, todo indica, que está dispuesto a pagar el costo político y educativo que ello significa, pero sobre todo implícitamente aprueba que se privilegie el uso político-electoral del magisterio, mientras éste opere en beneficio de su partido. Los hechos muestran que las críticas panistas al manejo político-electoral del sindicato de maestros son cosa del pasado y estaban más vinculados al destino de sus beneficios, que a la defensa de los principios democráticos.