Elba Yolanda Ramos (der.) junto a su madre.
Fortalecida con la presencia de su madre, la salvadoreña Elba Yolanda Ramos Fuente, quien el diez de mayo pasado perdió ambas piernas al caer del tren en que viajaba de trampa con la intención de llegar al vecino país del norte, ve de forma más optimista la vida y su futuro.
Entrevistada en el asilo de ancianos del DIF, donde le dan alojamiento en forma temporal mientras se restablece y aprende a usar prótesis, la joven mujer de 26 años, recuerda que desde los 17 años de edad le dio por viajar. “A mis 17 años me fui primero a Guatemala, luego estuve un tiempo en Honduras y también en Nicaragua”.
Ya recuperada en lo emocional de lo sucedido, platica a un lado de su madre, quien recibió ayuda de personas generosas para trasladarse en avión desde El Salvador-México-Torreón, Elba Yolanda dice que a partir del próximo día 28 comenzará la terapia en el Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CREE) de esta ciudad, a fin de prepararse para utilizar las prótesis que le regalarán.
Luego de otros tres intentos fallidos para llegar a Estados Unidos, pues la habían detenido en el Distrito Federal y deportado a su país, rememora que dos semanas antes del accidente salió de su natal Puerto de Acajutla, distante 130 kilómetros de El Salvador, con la intención de llegar al vecino país, porque quiere darle una mejor calidad de vida a su hijo Juan Ernesto, de cinco años de edad, quien permanece en su casa de El Salvador.
Ese mismo motivo hoy la mantiene con vida y con la fuerza para enfrentar la pérdida de sus extremidades inferiores a consecuencia del accidente de la madrugada del sábado diez de mayo, cuando intentó subir al ferrocarril -que se dirigía a Chihuahua-, el sexto en su travesía por México, desde Chiapas hasta Durango.
En este último intento todo le pintó mal desde el inicio, pues el primer incidente ocurrió al ingresar a México por la frontera sur de Chiapas, donde le robaron tres mil pesos, recursos que contemplaba utilizar al viajar en transporte público, “me dejaron sin dinero y me tocó venirme en tren, desde Arriaga, Chiapas”.
Luego perdió contactó con su hermana Blanca Sonia, de 19 años, en Veracruz, con quien venía en la aventura, pues ella se enamoró en el camino de un hondureño, con quien decidió continuar el camino. “Ella sí logró llegar a Kansas, Missouri, donde tenemos un hermano”, dice Elba Yolanda.
“Yo ya no quería salir de mi casa, pero me decidí a venirme porque mi hermana dijo que sí quería viajar a Estados Unidos y me dio miedo que se viniera sola, porque sé que en el camino una mujer puede pasar muchas cosas difíciles, como robos y hasta violaciones”, añade.
Cuando sucedió el accidente, Elba Yolanda tenía seis días sin probar alimento y como había tomado agua contaminada en el camino, sufrió una fuerte infección que le provocó fiebre y se sentía sin fuerzas. “Por eso no pude agarrarme bien con mi mano y caí”.
La madre de la indocumentada dice que permanecerá con su hija los seis meses que tiene de permiso para estar en México y luego regresará a su país, pero Elba Yolanda comenta que su intención es quedarse a trabajar en esta ciudad, donde ha recibido mucho apoyo de la gente y del presidente municipal.
“Quiero quedarme un tiempo a trabajar para ganar dinero. He trabajado como cocinera y mesera en restaurantes, también en casas y espero hacerlo cuando pueda caminar y después traer acá a mi hijo”, dice la salvadoreña y sonríe al evocar a su pequeño.
Ya de buen humor en la entrevista, Elba Yolanda también del amor habla y dice que su futuro esposo debe tener como apellido Flores, “para que mi apellido sea Ramos de Flores”.