Seguidores del demócrata Barack Obama, celebran su triunfo como el primer presidente negro de Estados Unidos. (Archivo)
En este momento histórico de la elección del primer presidente negro en Estados Unidos, es importante reflexionar sobre lo siguiente: Hace apenas 40 años, el tipo de matrimonio que trajo al mundo a Barack Obama -entre un hombre negro y una mujer blanca- era ilegal en 16 estados.
El país ha avanzado mucho en poco tiempo.
Por supuesto, el cambio no ha sido absoluto. Aún existe el racismo en Estados Unidos, como lo vemos una y otra vez, más recientemente durante la campaña de Obama (“Temo que si él gana, los negros van a apoderarse del país”, dijo una mujer a las cámaras durante un acto de campaña del republicano John McCain en Ohio).
Pero hubo un tiempo en el que los automovilistas negros tenían que dar paso a los blancos en intersecciones en algunos estados. Cuando la Ley establecía en Louisiana que los circos tenían que tener entradas separadas para las razas, al menos a ocho metros (25 pies) de distancia. Cuando la Asociación Lonestar de Restaurantes en Texas colocaba carteles que decían “Prohibida la entrada a perros, negros y mexicanos”.
Y eso en un pasado no muy lejano.
Las leyes de segregación se extendieron desde el siglo XIX hasta mediados de la década de 1960. No era solamente en el Sur. Hasta 1949, el matrimonio interracial era ilegal en 29 estados. Las condenas más severas -10 años de cárcel- eran impuestas en Indiana y las Dakotas.
Hasta 1948, las Fuerzas Armadas estadounidenses estuvieron segregadas. Y hasta el último año de la II Guerra Mundial, la Armada no tenía ningún oficial negro.
La discriminación flagrante abundaba. En 1948, la bailarina Josephine Baker y su esposo francés fueron a 36 hoteles en Nueva York antes de encontrar uno que les dejase reservar la misma habitación.
Y la violencia racista estaba extendida. El Instituto Tuskegee dice que entre 1882 y 1964, fueron linchados 3,446 negros en 36 estados.
Pero fue en el Sur en el que el derramamiento de sangre fue mayor, donde el adolescente Emmet Till fue asesinado a golpes por silbarle a una mujer blanca en 1955, donde el sargento Isaac Woodard, de regreso de la guerra en 1946, fue arrestado por faltarle el respeto a un chofer de autobús, y cegado por los golpes de garrote. El jefe de la Policía fue absuelto en 28 minutos.
Y fue en el Sur donde se perfeccionaron formas de impedir que los negros votasen. La intimidación usualmente daba resultado: La mejor forma de impedir que una persona negra vote -dijo Theodore Bilbo, empleando un epíteto racista- era “visitarle la noche antes de las elecciones”. Bilbo usó esas tácticas para conseguir ocho años como gobernador de Mississippi y 12 años en el Senado federal.
Y si eso no resultaba, elecciones internas partidistas solamente para blancos, impuestos sobre los votantes y exámenes de alfabetismo cumplían el objetivo. Esa última táctica requería que los electores negros recitasen la Constitución de memoria o tradujesen expresiones disparatadas en latín, como “Itar, E. Quar Tum Enteria Ventricular” (a los blancos nunca se les hacían esas preguntas).
Eso dio resultados durante mucho tiempo. En 1960, solamente 22,000 negros de Mississippi estaban registrados para votar, de una población de 915,743. Entonces vino la Ley de Derechos de Votación de 1965, y para 1966, 175,000 negros en el estado estaban registrados como votantes.
Para 2008, se pensaba que era tan probable que un negro estuviese registrado para votar como lo estaba un blanco.
Eso no fue suficiente para tornar demócrata a ese estado el martes. Pero en el país, ciudadanos negros cuyos padres y abuelos se vieron impedidos de hacerlo acudieron a las urnas en enormes cantidades.
Y abrumadoramente, votaron por el primer presidente negro en la historia estadounidense.
Acusan a jóvenes en caso de conspiración
Dos jóvenes supremacistas blancos, quienes presuntamente conspiraban para matar al presidente electo Barack Obama y a decenas de negros, fueron acusados formalmente ayer por un jurado investigador federal.
Daniel Cowart, de 20 años, y Pauls Schlesselman, de 18, fueron arrestados el mes pasado antes de que Obama ganara las elecciones presidenciales. Ambos se encuentran detenidos sin derecho a fianza.
Los dos hombres fueron acusados formalmente por poseer una escopeta recortada, hacer planes para robarle a un vendedor de armas con licencia y amenazar a un candidato presidencial.
Las autoridades dijeron que planeaban una matanza que terminaría cuando ambos jóvenes, vestidos con trajes blancos de etiqueta y sombreros de copa, atacarían a Obama.
Los registros de la Corte indican que Cowart y Schlesselman elaboraron el plan entre ellos y después se les vino abajo.
No se pudo localizar a los abogados de los jóvenes supremacistas.