La elección de Reyes Flores Hurtado como nuevo dirigente estatal del Partido Acción Nacional en Coahuila, abre una oportunidad a la unidad de las distintas corrientes que integran esa organización política en la entidad.
El proceso interno tuvo lugar en la ciudad de Saltillo el sábado pasado y la elección involucró a setenta y un delegados procedentes de todos los puntos de la geografía estatal, elegidos a su vez por las bases panistas como integrantes del Consejo Estatal del partido blanquiazul.
El abogado Flores Hurtado tiene a su favor una amplia trayectoria como militante del PAN y como precedente inmediato el haber presidido el Comité Municipal de la Ciudad de Torreón, considerada baluarte del panismo coahuilense.
Después de un breve interinato, el nuevo dirigente sustituye al diputado Jesús Flores Morfín, cuyo arribo al cargo fue el resultado de un acuerdo de unidad concertado a principios de año por las cabezas de los principales grupos panistas de Coahuila a saber: José Antonio García Villa, Guillermo Anaya Llamas, Ernesto Saro Boardman y José Ángel Pérez Hernández.
La presencia de Flores Morfín duró poco tanto porque su ascenso por decisión de la cúpula no resultó funcional a la estructura, como en virtud de la incapacidad esencial del sujeto para conciliar los intereses de los diversos grupos panistas, con el añadido de haber permanecido como diputado federal en funciones, en un vano intento de chiflar y comer pinole.
Esta experiencia debe ser atenida por Reyes Flores, a quien corresponde asumir el cargo de tiempo completo si quiere rendir cuentas positivas a los militantes de su partido, lo que lo obliga a dejar en otras manos el trabajo profesional que actualmente desempeña, para dedicarse de lleno a su nueva función.
La tarea inmediata exige a Flores Hurtado consolidar el consenso que lo llevó al triunfo con el apoyo de la mayoría de los delegados y tender puentes con el grupo de José Ángel Pérez Hernández, que promovió y mantuvo hasta el final y en solitario la candidatura de José Ramírez Mijares, a quien Reyes derrotó en una segunda ronda de votaciones.
Lo anterior sea dicho porque si bien se señala al nuevo dirigente estatal del PAN como afín al senador Guillermo Anaya, su triunfo no hubiera sido posible sin la concurrencia de otros liderazgos, lo que confirma la especie según la cual, Reyes Flores es visto como dirigente del estilo y cualidades que lo hacen capaz de fortalecer la unidad de su partido.
La consolidación de la unidad del PAN, debe comenzar con la integración de un equipo de trabajo abierto a la participación de los diversos grupos y que al mismo tiempo garantice una sólida cohesión, propósitos que por entrañar una cierta contradicción, sólo es posible lograr en términos de equilibrio, nota esencial del sistema democrático.
No faltan opiniones que sugieren que la llegada de Reyes Flores debe considerarse tardía de cara a las elecciones que en octubre próximo renovarán al Congreso del Estado de Coahuila y señalan que el dirigente no tendrá tiempo para revertir el efecto aplanadora que el Gobierno de Humberto Moreira y su versión local del Partido Revolucionario Institucional, están preparado para la ocasión. La apreciación que antecede es atinada porque el relevo ocurre al cuarto para las doce, pero si fuere el caso, Reyes Flores es el último a quien se podrá culpar de un eventual resultado adverso, porque lejos de ser elemento de discordia, los resultados del sábado pasado indican que es visto por sus compañeros de partido como factor de unidad.
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