El hecho de que las jovencitas se embaracen es una amenaza para su integridad.
La mayoría de los adolescentes latinoamericanos no usa anticonceptivos, lo que dispara los riesgos de embarazos no deseados.
Una historia repetida constantemente en América Latina es la de jovencitas que se embarazan en la adolescencia, lo que da lugar a graves problemas sociales en incontables hogares; es un asunto que cambia negativamente la vida de mujeres y hombres adolescentes.
La realidad indica que se trata de una especie de ruleta rusa, ya que ocho de cada 10 adolescentes latinoamericanas están en riesgo de tener un embarazo no planificado debido a la falta de campañas adecuadas sobre salud sexual y reproductiva para este sector poblacional.
Amenazas sociales
En ese campo, igualmente juegan un papel importante prejuicios, mitos y el uso inadecuado de métodos anticonceptivos, explica Alberto Alvarado Durán, presidente del Centro Latinoamericano de Salud y Mujer (Celsam).
Esto es evidente, pues de acuerdo con el estudio Conocimiento, Prácticas y Uso de Métodos Anticonceptivos en Latinoamérica 2007, elaborado por el Celsam, 62% de las adolescentes de la región no utilizan anticonceptivos y 42% de quienes los usan han suspendido su empleo al menos una vez, indica.
De allí, advierte, que las latinoamericanas de 15 a 19 años tienen en promedio 1.3 hijos. En México, 2.5 hijos por adolescente.
El hecho de que las jovencitas se embaracen es una amenaza para su integridad, ya que suele poner en riesgo su salud y su desempeño escolar o laboral se retrasa o suspende.
Las implicaciones son de todo tipo, por ejemplo, entre las complicaciones potenciales de un embarazo adolescente están anemia en el bebé y la madre, infecciones bacterianas graves, parto prematuro y muerte fetal.
Éstos y otros problemas relacionados con el embarazo representan la cuarta causa de muerte en las adolescentes.
Mapa mundi
Arie Hoekman, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), comenta que el embarazo adolescente es un problema mundial, que se da con más frecuencia en las regiones donde hay mayores desigualdades y miseria. En México, 62% de las madres adolescentes viven en condiciones de pobreza.
Por ello, es fundamental que sociedad y gobierno sumen esfuerzos para ofrecer soluciones reales a los jóvenes. Se requieren estrategias que, con lenguaje directo y adecuado, informen sobre los métodos de planificación familiar, cómo se utilizan, sus beneficios y desventajas.
Vicente Díaz dice que es necesario que los adolescentes conozcan los riesgos asociados al aborto y embarazo temprano, además de que se erradiquen mitos y prejuicios sobre los métodos anticonceptivos, tomando en cuenta que los jóvenes no son un grupo homogéneo, sino que sus expectativas y necesidades varían de manera importante en relación con su edad, sexo, estado civil y clase social.
