Empleo: la promesa incumplida
Los programas creados para cumplir una de las principales promesas de campaña de Felipe Calderón no han dado el resultado que se esperaba.
En dos años, el presidente Felipe Calderón creó y dio continuidad a 44 programas para la generación de empleo; a pesar de ello, el número de personas desocupadas ha ido en aumento, el costo per cápita para el Gobierno por colocar a una persona en un trabajo formal es cada vez más alto y los salarios siguen perdiendo su valor adquisitivo.
Los principales indicadores del país coinciden en que la pérdida de fuentes de trabajo es una constante en la Administración de quien prometió ser “el presidente del empleo”. El Instituto Mexicano del Seguro Social señala que en 2006 el número de nuevas plazas laborales fue de 513 mil, en 2007 el número se redujo a 415 mil 700 y a octubre de 2008, descendió a 302 mil 443.
Las cifras indican que en lo que va de la presente Administración se crearon poco más de la mitad de las plazas establecidas por Calderón como meta anual para su Gobierno. Lo anterior a pesar de que redujo sus expectativas en la materia; como candidato presidencial prometió generar un millón de empleos; en 2007, ya como presidente, modificó la cifra a 800 mil, y a principios de 2008, volvió a acotarla a 600 mil.
En materia de desempleo, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI muestra que al cierre de 2007 la tasa de desocupación fue de 3.40 por ciento, en enero de 2008 pasó a 4.06 por ciento, y en octubre de 2008 se incrementó a 4.11 por ciento.
En diciembre del 2007 la Población Económicamente Activa ascendía a 45 millones 622 mil personas, de las cuales un millón 551 mil se encontraban desempleadas; al inicio del cuarto trimestre del 2008 el número de personas en edad de trabajar se redujo a 45 millones 535 mil, pero la población desempleada pasó a más de un millón 871 mil.
El fracaso de los programas
El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados reconoce que la pérdida de fuentes de trabajo se encuentra invariablemente relacionada con los efectos de la recesión de Estados Unidos en la economía mexicana, entre ellos la reducción en las proyecciones de crecimiento del PIB de 4.8 por ciento en 2006 a 1.8 por ciento en 2009.
No obstante, los resultados de las estrategias gubernamentales en materia de generación de empleos han sido limitados en gran medida por deficiencias en su diseño e implementación, aun en aquellos considerados como “programas estrella”.
El Programa del Primer Empleo es el ejemplo paradigmático. Prometido en campaña como un programa dirigido especialmente a jóvenes –para facilitar su acceso al mercado laboral–, fue puesto en marcha en marzo de 2007 con un presupuesto de 3 mil millones de pesos y, de acuerdo al presidente Calderón, generaría cerca de 28 mil nuevas plazas mensuales a lo largo de su administración.
Un informe de la Dirección de Incorporación y Recaudación del IMSS indica que en casi 20 meses de operación se han inscrito al programa un total de 41 mil 454 trabajadores; es decir, 2 mil 182 mensuales.
El fracaso del programa ha sido tal que en diciembre de 2007 fue modificado para hacerlo más flexible y atractivo. Según el director de Recaudación e Incorporación del Seguro Social, Pablo Reyes Pruneda, en las próximas semanas se integrará una mesa de trabajo para evaluar la efectividad del PPE y definir si es necesario modificarlo por segunda vez.
Lo mismo sucede con el Programa Nacional de Infraestructura cuya inversión supera los 2.5 billones de pesos y que fue presentado por Calderón como uno de los principales impulsores de empleo.
Hasta ahora, el PNI –que inició su operación en julio de 2007– no ha modificado la generación de empleos a nivel nacional; por el contrario, se mantiene la tendencia a la baja en el número de plazas formales.
Se cae el poder adquisitivo
En estos dos años, Calderón puso en marcha 23 nuevos programas de financiamiento a pequeñas y medianas empresas, subsidios de cuotas obrero patronales, becas para capacitación y desarrollo de infraestructura; además continuó la operación de 21 estrategias de apoyo al campo, generación de núcleos productivos y asesoría técnica, algunas de ellas vigentes desde 1993.
Sin embargo, si la promesa de crear 600 mil nuevas plazas en 2008 no se cumplió, la de generar trabajos dignos, estables y bien remunerados, tampoco. El Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM indica que del primero de diciembre de 2006 al primer semestre de 2008, el precio de la canasta alimenticia pasó de 81 a 116 pesos; es decir, la pérdida del valor adquisitivo de los trabajadores fue de 24 por ciento.
Al primero de diciembre de 2006, el salario mínimo era de cerca de 49 pesos diarios, en 2008 el salario mínimo aumentó a 52.59 pesos; a pesar de este incremento, hoy un trabajador sólo puede adquirir el 80 por ciento de lo que podía comprar al inicio de la actual administración.
A la limitada generación de empleos y la pérdida del valor adquisitivo del salario se suma el hecho de que al Gobierno Federal le resulta cada vez más caro colocar a una persona en un empleo formal.
Un reporte del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP)de la Cámara de Diputados indica que, en 2007, la colocación de una persona desempleada o subocupada en un empleo formal fue de mil 151 pesos; en 2008, el costo se incrementó a mil 943 pesos.
El CEFP reconoce que continuará el deterioro del mercado laboral y la reducción de empleos formales durante 2009. En el mismo sentido coinciden las proyecciones del Banco de México, según las cuales el incremento de plazas durante el próximo año será de apenas 218 mil; es decir, menos de la mitad de lo que prometió Calderón a principios de 2008 y menos de la cuarta parte de las que ofreció cuando aseguró que sería “el Presidente del empleo”.
A la baja
Como candidato presidencial Felipe Calderón prometió generar un millón de empleos:
En 2007 el presidente modificó la cifra de empleos a 800 mil. En 2008 se volvió a acotar a 600 mil.
Hoy un trabajador sólo puede adquirir el 80 por ciento de lo que podía comprar al inicio de la actual Administración.
En este Gobierno la pérdida del valor adquisitivo de los trabajadores ha sido de 24 por ciento.