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Empleos y estrategias económicas

Julio Faesler

Una vez más hay que volver sobre el tema. Han transcurrido los primeros 14 meses de la Administración de Felipe Calderón y el compromiso que asumió en su campaña de ser el Presidente del empleo, no ha fructificado en estadísticas positivas.

Los datos que se han venido publicando periódicamente no acreditan avances firmes en la creación de nuevos puestos de trabajo. En 2007, el IMSS registró la creación de 756 mil nuevos empleos, pero de ellos, 300 mil fueron temporales. Todavía habrá que restar los más de 100 mil despedidos el año pasado.

Durante muchos años la oferta de empleos ha sido menor a la demanda y el rezago de al menos 2 millones de personas ha engrosado las filas pauperizadas o ha emigrado a Estados Unidos, o bien, los 11 millones trabajadores informales calculados por el INEGI.

El crecimiento demográfico del país ha disminuido hasta un ritmo de 1.4% anual. Este hecho irá aliviando la demanda de trabajo en los próximos años. Entretanto, el número de personas que se incorporan a la población económicamente activa seguirá siendo de más un millón anual en los próximos años.

La solución al problema recae en el sector privado. Ya no está de moda que el Gobierno emprenda actividades productivas y que sea fuente de empleos. Se aprueba que el Estado mexicano haya vendido sus empresas. La burocracia es vista como improductiva.

El empleo, pues, ha de provenir del sector privado que desde luego exige apoyos que, sin embargo, no han de ser “excesivos” o violatorios de las reglas de la libre competencia. El resultado es que el estímulo a la creación de nuevos puestos consiste en un débil cuadro de facilidades y reducciones mínimas para el inversionista. México no es un país en el que el empresario nacional o extranjero, reciba grandes incentivos fiscales. Por esta razón, el sector privado encuentra justificación para no crear nuevos empleos.

Ni el Gobierno tiene la función de crear empleos productivos, ni el sector privado puede o quiere responder al reto.

Hay otro elemento que debe tomarse en cuenta cuando tratamos de las condiciones actuales y de los postulados de la economía del libre mercado. La racionalización de la producción encuentra mejores rendimientos en el factor capital. La obsesión por la eficiencia y reducción de costos justifica el despido de personal como el recurso más fácil. El empresario prefiere invertir en equipos y alta tecnología en vez de invertir en la gente. Se calcula que en 2008 continuarán los despidos. Las posibilidades de crear empleos por ahora están frenadas por el bajo ritmo de la actividad norteamericana, a cuya economía destinamos el 85% de nuestras exportaciones.

Convertir a la mano de obra campesina y obrera en operadores de servicios en las nuevas ramas que van naciendo es un proceso de readaptación que toma tiempo y capacitación y los que entretanto no encuentran empleo, requieren el respaldo de políticas sociales. México está lastrado por los contingentes de desocupados que inevitablemente tienen que engrosar a la economía informal de todo tipo.

La lentitud de nuestra comunidad empresarial para responder al reto de crear empleos, tendrá que compensarse con recursos del Gobierno, sea para promover o subsidiar actividades económicas generadoras de trabajo como acaba de anunciarse en el ramo de la construcción y con vastos programas de obra pública para dar trabajo e ingresos a la mano de obra disponible, llámese recurso “anticíclico” o no, se ve que la intervención del Gobierno acabó por ser indispensable.

Si seguimos engañándonos con la falacia de que ni el Gobierno tiene la función de crear empleos productivos, ni el sector privado puede responder al reto, no saldremos de la encrucijada actual.

El problema del empleo no es coyuntural. Tiene que ver con la estructura productiva y apunta a la necesidad de promover polos de desarrollo en todo el país para generar ocupación en diversas regiones y así promover el aprovechamiento de recursos humanos y materiales locales.

2008 viene difícil y por lo mismo, es la oportunidad para que con una estrategia integral que satisfaga urgencias económicas y sociales, se cumpla con el compromiso de campaña que Calderón reiteradamente prometió.

Coyoacán, febrero de 2008.

juliofelipefaesler@yahoo.com

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