Detrás de las oleadas de pánico en los mercados, cuyo fin es incierto, está la certeza de que la crisis de hipotecas de Estados Unidos ya trasminó a la economía real, es decir, el alud, la bolita de nieve en el techo de los bancos, alcanzó ya a la población
La pendiente la empinó al máximo la negativa de la Reserva Federal de rescatar al banco de inversión Lehman Brothers, lo que agudizó la de suyo agrietada esperanza de los apostadores.
Las intermediarias que se metieron al pantano tendrán que rascarse con sus propias uñas.
La catarata es brutal. Cerrados los créditos interbancarios, los préstamos al público se esfumaron, provocando una grave contracción en la demanda, con la consiguiente parálisis en la producción… y desempleo.
En el círculo vicioso, se sigue cayendo el valor de la propiedad de las casas que hipotecaron los bancos, sin opción de compradores a la vista, lo que vuelve más pesadas las pérdidas.
Digamos que si al estallido de la crisis las intermediarias que ofrecieron los préstamos sin garantías al calce, en una fiesta que se volvió bacanal, calculaban una pérdida de 20 por ciento, que al profundizarse la morosidad se convirtió en 50, hoy el escenario plantea 100.
De ahí, pues, el incierto de la profundidad de un boquete que no discrimina entre bancos gigantes como el Citicorp, Chase Manhattan, Merrill Lynch, Morgan Stanley, Morgan Chase, o los ubicados en pequeñas comunidades.
Si hace seis meses les habría quedado guanga la camisola de rescate de 700 mil millones de dólares confeccionada por la Casa Blanca, hoy ya no les entra.
Peor aún, el trillón de dólares que auguraban los analistas más objetivos podría quedarles rabón.
Si entonces la deuda que se bursatilizó, es decir, se vendió a terceros bajo garantías otorgadas por los propios acreedores, valía 50 centavos de cada dólar, hoy vale cero.
De ahí que el alud haya bañado también a los bancos europeos y aún asiáticos que le entraron a la tómbola con el gancho de las gangas.
El caso es que aunque algunos de los deudores abandonaron las casas al año de adquirirlas, en la certeza de que no habría forma de obligarlos a pagar, otros que se mantuvieron firmes no tienen hoy para los abonos, al carecer de empleo.
Y si la armadora General Motors estaba al borde del abismo, hoy cae en picada. Y se le acercan Ford y aún las firmas japonesas, hasta hace unos meses reinas de la primavera.
Más allá, las acciones de los poderosos corporativos de la industria electrónica y de telecomunicaciones, héroes de todas las jornadas del mercado Nasdac, que ayer costaban 100, hoy están en 40.
La gran pregunta es qué pasará cuando los orgullosos bancos estadounidenses se decidan a sacar todos los esqueletos del closet, colocando en tela de duda la certeza de devolución de los ahorros, por más que el seguro de depósito, es decir, la garantía avalada por el gobierno, se haya incrementado de 100 a 150 mil dólares.
Desde otro ángulo, en la paradoja, la sequía de créditos interbancarios ha provocado una caída en la oferta de dólares, lo que ha motivado su revaluación frente a otras monedas duras, con énfasis en el euro, llevándose de corbata a las firmas que habían colocado sus deudas en la moneda europea.
Negada tres veces antes de cantar el gallo, la depresión económica en Estados Unidos, pues, está a la vista.
El fantasma de 1929 se puede tocar en Wall Street.
Como lee usted, pues, el asunto pasó de santiguarse a colocarle veladoras a todos los santos.
Lo grotesco del asunto es que la estrategia de las autoridades mexicanas de minimizar el impacto al país de la debacle en la economía estadounidense, se les está revirtiendo con cargo a la desconfianza.
Me engañaron, diría la antesala del pánico.
Balance General
Colocada en el ojo del huracán tras incurrir en el incumplimiento de un pago equivalente a 400 millones de pesos de sus deudas en dólares, aduciendo el deterioro (devaluación, pues) de nuestra moneda, la cadena de tiendas Comercial Mexicana se topó ayer con el peor waterloo bursátil de su larga historia.
A media mañana sus papeles caían un inaudito 42.23 por ciento, lo que obligó a suspender momentáneamente su operación. El saldo final fue de menos 43.5
La punta de lanza de la catástrofe la había afilado en la mañana la correduría Merrill Lynch, al retirar a la emisora de su paquete latinoamericano, sustituyéndola por el Grupo cervecero Modelo.
Fundada el 26 de enero de 1944 por Antonino González como una firma mercantil de corte familiar en el centro histórico de la capital, Comercial Mexicana logró convertirse en la cadena de tiendas más arraigada a la entraña nacional.
La primera tienda de autoservicio se constituyó, ya bajo la batuta del hijo mayor, Carlos González Nova, en 1962.
Siempre sí
A contrapelo de su primera reacción que hablaba de dejar pasar/dejar hacer, según ello para darle una lección a los especuladores, ayer el Banco de México decidió que siempre sí tenía que defender al peso en su paridad frente al dólar, aprovechando los 82 mil millones de billetes verdes que acumula como reservas, por la vía de mantener en alto la oferta.
Ayer, por lo pronto, se ofrecieron dos mil 500 millones.
El compromiso, en calca fiel del esquema implantado durante el gobierno zedillista tras la macrodevaluación de 1994, habla de ofrecer, “hasta nuevo aviso”, subastas diarias de 400 millones, cuando la depreciación sea mayor a dos por ciento.
Como cangrejos
¿Se acuerda usted que al inicio del funesto sexenio foxista México ocupaba el escalón 42 de un total de 80 países evaluados en términos de competitividad por el Foro Económico Mundial?
Bien, pues ayer caímos al 60.
Sólo en el último año el descenso fue de ocho escalones.
Lo dramático del asunto es que el informe añade ahora que el país mantiene una preocupante debilidad de las instituciones públicas; está inmerso en una violencia rampante, y no ha mejorado la calidad del sistema educativo, lo que anula la posibilidad de proveer de mano de obra calificada a la planta productiva. ¡Pácatelas!
¡Rediez!
La Comisión Federal de Competencia le dio luz verde a la firma española Gas Natural para adquirir las centrales eléctricas de ciclo combinado que mantenía su paisana Unión Fenosa.
De golpe, pues, la empresa se volvió la segunda operadora privada de generación eléctrica en el país, acumulando una capacidad de tres mil 724 megawatts.
Estamos hablando del 33 por ciento de la potencia instalada por productores independientes.
El líder es otra empresa ibérica: Iberdrola.
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