Ahora o nunca
En la certeza de consenso ya de panistas, priístas y una parte de perredistas al fragor del ahora o nunca, el gobierno empuja tres vías de participación privada en el marco de la reforma energética: aguas profundas, transporte del hidrocarburo y refinación
La escenografía, sin embargo, no implica cambios constitucionales, dado que el recurso natural, los veneros del diablo, seguirá siendo propiedad de la Nación.
De hecho, en el road show de sensibilización del asunto en que se plantea el diagnóstico a que convocó el Ejecutivo, se descarta la posibilidad de promover los llamados contratos de riesgo que prohíbe el artículo 27 de la Carta Magna, por más que en parte de éste se plantea el modelo cubano como alternativa para enfrentar el reto de la exploración y explotación mar adentro.
El gobierno castrista dividió la posibilidad de extracción en aguas profundas del golfo de México en 59 bloques o campos, de los cuales 28 ya están asignados a empresas del exterior que compartirían el producto a partes iguales.
Un barril para ti; otro para mí.
En la contraparte, de no ubicarse el oro negro en la zona asignada, la firma se conformaría con sus propios honores. Perdimos, pues, mi hermano.
El esquema lo manejan también países como Brasil, Estados Unidos, Cuba, Noruega, Angola y Nigeria.
La apuesta del país, en tal caso, apuntaría a un esquema de participación en que el premio se multiplique para proyectos exitosos, y el costo se nulifique cuando se pierda el volado.
Contratos de resultados, pues.
La exposición de motivos señala, de entrada, que ninguna, empresa del planeta, sea pública o privada, se arriesga sola al reto de las aguas profundas, por más certeza de éxito, en un escenario en que el futuro está ubicado en esas zonas.
De acuerdo con sus propios técnicos, Petróleos Mexicanos (Pemex) tendría un potencial de 54 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente, 55% del cual se localiza en el golfo de México.
Más aún, la consultora Word Mackenzi calcula que hay 45 mil millones de barriles de crudo equivalente en la zona.
De consolidarse la propuesta, estaríamos hablando de un nuevo Cantarell, es decir, la varita mágica para reponer la grave declinación del principal foco de producción del país.
La mayor riqueza estaría a tres mil metros de profundidad en tirantes de agua, es decir, mil o dos mil más para llegar al subsuelo, en la zona del golfo de México que se conoce como Cinturón Plegado Perdido.
El nivel equivale a 15 veces la altura de la torre de Pemex.
El problema es que explorar y explotar petróleo en aguas profundas demanda de cuatro etapas, cuya ruta crítica se agota en un lapso cercano a los 10 años, es decir, más o menos el potencial de recursos probados que tiene el país.
De ahí, pues, el ahora o nunca.
El hecho es que en la propia zona del mayor potencial, es decir el Golfo de México, se ubica la gran apuesta de Estados Unidos, país que inició las tareas de exploración hace 17 años, alcanzando en la actualidad el 13 por ciento de su producción.
Esta se duplicaría en el 2012.
El asunto es que algunos de los yacimientos son transfronterizos, lo que naturalmente plantea el peligro de una extracción popote como de la que alertaba el senador panista José Ángel Conchello, en la zona conocida como Hoyo de Dona.
Por lo pronto, en la región participan las 30 firmas petroleras más poderosas del mundo, en un escenario de 115 proyectos de explotación en 48 yacimientos con diferente grado de desarrollo, perforándose dos mil pozos… para producir la mitad de Cantarell.
El caso, es que si el complejo Cantarell requirió de la perforación de 200 pozos para llegar a explotar dos millones de barriles diarios de petróleo crudo, en aguas profundas la exigencia se multiplica por 10.
Hasta hoy Pemex sólo ha perforado cinco pozos en el Golfo de México, a profundidades de entre 500 y mil metros, es decir apenas la tercera parte de lo que reclama la nueva aventura, en un esquema en que la explotación en aguas profundas en 1988 no llegaba al uno por ciento de la producción mundial, y hoy araña el nueve.
En otro plano, la reforma energética en ciernes reclama la participación privada en materia de refinación, señalándose en la exposición de motivos la creciente dependencia del país en las gasolinas producidas en el exterior.
Si hace 10 años 1.5 de cada litros de gasolina que quemaban los automotores era importada, hoy son cuatro los que llegan a completar la oferta.
En la paradoja, nuestro país le vende a la India petróleo crudo y le compra el producto refinado, para no hablar de la refinería que instaló en Estados Unidos en sociedad con la empresa Shell.
Y aunque Petróleos Mexicanos pudiera terminar en el corto plazo la modernización y reconfiguración de las refinerías de Salina Cruz, Tula y Salamanca, harían falta tres más para llenar de abasto… y de pasadita exportar gasolinas.
La estafeta, pues, se le pasaría al capital privado.
Más allá, la participación privada en el transporte de petróleo y derivados, vía ductos, permitiría abatir 14 veces el costo actual, cuya mayor parte se cubre por ruedas.
La apuesta, pues, está en el aire: participación privada sin privatización.
¿Va?
Balance General
El último volado del Consejo Coordinador Empresarial en su ofensiva para derribar las reformas constitucionales en materia electoral aprobadas por el Congreso y la mayoría de los Congresos locales, está en manos del ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Sergio Valls.
La estafeta se la pasó su compañero José Ramón Cosío, quien pidió atraer las solicitudes de amparo planteadas por la Coparmex y la propia cúpula.
La teoría, frente a la jurisprudencia que habla de la imposibilidad de la Corte de objetar reformas constitucionales, es que ésta podría resultar obsoleta bajo los criterios de los nuevos ministros.
Como usted sabe, lo primera sala del propio máximo tribunal rechazó por “notoriamente improcedente” la solicitud del abogado de la cúpula empresarial de solicitar la atracción, a cuya negativa original hubo un nuevo replanteamiento.
Lo que votaría el pleno, digo si el ministro ponente así lo plantea, en si procede o no el requerimiento… para en una segunda fase llegar al fondo, es decir si en efecto la reforma electoral vulnera la libertad de expresión.
La bolita, pues, rodará durante al menos 10 meses más.
Meollo del asunto
Aunque el grupo Femsa rechaza tajantemente alguna vinculación del gobierno venezolano en el bloqueo que se mantiene en algunas de sus plantas en el país sudamericano, lo que rompería cualquier posible eslabón con el caso Bimbo, el común denominador que une a los dos casos es el grave problema de abasto de productos básicos que vive la nación bolivariana.
Se diría, pues, que el presidente Hugo Chávez está metiendo un calambre a las firmas para mantenerlas quietas.
Como usted sabe, el embajador de Venezuela en México acusó abiertamente al fundador de Bimbo, Lorenzo Servitje, a quién ubica como presidente honorario vitalicio de la firma, de financiar a grupos opositores a su gobierno.
Sigue la mata…
Hasta ayer, por más que ninguna se atreve a levantar la mano, son ya 128 las empresas gigantes que están sembrando solicitudes de amparo contra el Impuesto Empresarial de Tasa Única (IETU), cuyo eje plantea como inequitativo el tratamiento para la acumulación de inventarios.
Lo grotesco del asunto es que a unos días del entero del primer abono bajo el esquema, no existe en el mercado la papelería adecuada.
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